Fin de semana fatal

Hemos tenido entre sábado y domingo accidentes de tránsito vial con gravedad, naufragio en el río, ahorcamientos, y lo robos de motos de siempre, arrebatadores de celulares, toda una situación que convulsiona a nuestra sociedad iquiteña.
Similares casos van en aumento también en otras ciudades y pueblos de nuestra región Loreto, mientras que la ciudadanía un tanto desesperada pide se refuerce la seguridad ciudadana ante los actos delincuenciales en las calles y también violando la privacidad de los domicilios.
En el tema de los accidentes también la ciudadanía exige mayor control, sobre todo en el transporte público de pasajeros tanto por pista como por río, pero las condiciones no han cambiado mucho para bien por varios factores.
Lo que tenemos que reconocer es el nivel de responsabilidad de cada uno de los actores tanto a nivel de autoridades, como de los transportistas y del público usuario. En el primer caso las vías terrestres y fluviales se encuentran en situación de casi abandono, debido a la falta de mantenimiento, control de las normas y señalización.
La señalización y control tanto en tierra como en agua debe ser priorizado, lo que pasa es que, por ejemplo, en la carretera Iquitos – Nauta falta un mantenimiento de la vía y los choferes buscando las partes no agrietadas varias veces invaden el carril contrario, pero no tienen la prudencia de no hacerlo en las curvas, varios accidentes cantados por milímetros no han ocurrido, y muchos somos testigos de ello.
En lo que respecta al río, estamos peor, ya en tiempos pasados abordamos este tema en Capitanía de Puerto y nos explicaron que, si bien tienen la responsabilidad de la administración de la vía fluvial, no tienen el presupuesto suficiente para el patrullaje ni para reforzar puestos de control, menos para la señalización.
Sobre el público usuario debemos de decir que existen personas responsables como también otros tantos que no valoran la prudencia, y en lugar de exigir seguridad, exigen o presionan a los conductores para tomar mayor velocidad. También hemos sido testigos de ello en la carretera, lo mismo en la vía fluvial. No medimos el peligro por el apuro que podamos tener.
De hecho, existen conductores irresponsables que sin necesidad de presión de los usuarios tomen velocidades no permitidas, como también se decía que los administradores de las empresas de transporte les obligan a realizar sus rutas en el más breve y arriesgado tiempo.
Y por si esto fuera poco, tenemos una sociedad donde un significativo número necesita de atención en su salud mental, y que, a pesar de existir centros públicos para este servicio, son muy pocos los que lo buscan. La cultura de prevención en todos los casos, es muy necesario.