Falso poder de las encuestas

– El problema de no ver más allá de la “intención de voto”

Por: Gianncarlo Scavino Mestanza

En todo este tiempo que hemos realizado estudios de opinión pública, nos dimos cuenta de las consecuencias que traen los resultados de éstas, sobre todo aquellas que determinan la intención de voto de la población y que influyen directamente en el estado de ánimo de la gran mayoría de candidatos. Sin embargo y sin ánimos de aguar la fiesta a quienes están en el primer lugar, debo confesar; de acuerdo a un tema estratégico, que esas cifras no hacen sino ver un panorama aun sombrío o lejano de lo que será el día de la verdadera votación, en lo que con la técnica de la encuesta como herramienta de recojo de información se denomina la gran encuesta a “boca de urna”. Por ello las encuestas de intención de voto, para los candidatos o las cúpulas políticas de las propuestas de movimientos regionales y de no tener un temple acerado, casi poderoso y con una inmejorable inteligencia emocional, solo harán dos cosas; primero si los resultados les favorece, bajar la guardia en una campaña que en realidad acecha en la fibra más nuclear de la campaña, que son la base del pueblo, la base social; y segundo, si no le favorece, estresarse tanto con estas cifras que terminan perdiendo la brújula de la campaña.

Las encuestas de intención de voto, si bien es cierto son el reflejo de la aparente simpatía que tiene el pueblo para con la propuesta política, también debe  importar al equipo de campaña o al candidato saber cuáles son las razones fuerza por la que dicha simpatía debe verse fortalecida y congruentemente trabajar por no decepcionar políticamente a los nuevos simpatizantes.

No he visto encuestas de opinión pública que hable por ejemplo, de los problemas sociales, económicos, perspectivas de producción, de emprendimiento, de imagen turística, de percepción de ciudad, no he visto encuestas que marquen el tema sobre la confianza del sector económico productivo de la región; seguimos empecinados en creer que la foto del momento nos refriega en la cara que “un candidato va para ganador”, cuando los sondeos estadísticos, no son otra cosa que pulsos objetivos, y la real dimensión que nos lleva a un resultado (que también es objetivo) son las opiniones basadas en el debate (que es subjetivo), esa subjetividad de la política llena la plataforma de propuestas, de ideas, de sustentación para el manejo de los recursos, de practicidad; finalmente todo esto nos llena de alternativas en una elección política.

Por último y lo que es más importante, el realizar encuestas de opinión que no se basen exclusivamente en la intención de voto, sino en la problemática, en la solución, en la iniciativa pública o del estado (autoridad) de arreglar o responsabilizarse por algo, harán del marco de campaña o del marco político un escenario de satisfacción en ideas, en propuestas, en generar debate, por ello es que estas encuestas que se propagan a diestra y siniestra, en cualquier medio que tenga la posibilidad de publicarlas, (incluso) a expensas de jugar con fuego al no tener la resolución oficial que emite el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), finalmente terminan germinando la lacra que encumbre a la corrupción cuando ya son autoridad. El falso poder de las encuestas de intención de voto finalmente están cegando a los propios políticos, porque les aleja del verdadero pulso del pueblo y embrutece aún más a una masa que no tiene opción a tener alternativa de propuesta sino de simples nombres.

* El autor es Profesional Especialista en Marketing,  / Director de GSM Marketing & Comunicaciones  / giscavino@gmail.com