La exportación de peces ornamentales amazónicos en el pasado tuvo un boom que duró un poco más de veinte años. Desde la década del 60, peces ornamentales y monos, especialmente de la especie frailecillo, tenían mercado asegurado en Estados Unidos de América.
Semanalmente, un avión cuatrimotor de la época, trasladaba su preciosa carga, acopiada por los exportadores, llamados también pishiñeros, por extensión de como se conoce a los pescadores artesanales de las especies decorativas. Avión lleno, rumbo a Miami, llevaba monos, peces ornamentales, insectos, crías de quelonios acuáticos, ranitas de colores y no pocos miles de alevinos de paiche y arahuana, hasta que vino la prohibición. Por entonces no había mayor y estricto control sobre los envíos. Eso se superaba con buenas propinas a quienes tenían la labor de dar el visto bueno a la salida.
Así se hizo y nadie podrá decir que no. Después los importadores voltearon la mirada a otras zonas de donde se podía llevar otras especies, una más atractiva que otra. La exportación desde Iquitos bajó considerablemente, lo que determinó que muchos pishiñeros cierren sus exportaciones.
Después de algún tiempo, la exportación estuvo dirigida a mercados europeos, que también tuvo un auge pequeño en comparación a los incomparables años del 60 al 80 del siglo pasado.
Actualmente, hay normas dedicadas a proteger la flora y fauna, dado el peligro de extinción en que están muchas especies, dada la depredación del bosque y la contaminación de las aguas.
En estos días, la Asociación de Exportadores de Peces, a través de la prensa ha salido a decir que la Dirección de la Producción está restringiendo la exportación de peces ornamentales basándose en un supuesto estudio realizado por el IIAP, que ellos exigen ver, porque están convencidos que tal documento no existe, lo que les está afectando grandemente.
Lo más importante en todo esto sería que las instituciones involucradas en la preservación de los recursos naturales, se pronuncien al respecto para saber a ciencia cierta, cuál es la verdad sobre los peces ornamentales, si es que no existe riesgo de extinción de especies y si es posible, legalmente, seguir con su exportación a gran escala.





