Evitemos pelearnos con nuestros hijos adolescentes. Porque cualquiera que gane, los dos perdemos.

I PARTE

Por: Luís Roldán Ríos Córdova.   rioscordova2010@hotmail.com

Papá, mamá. Al ver que alguno de nuestros hijos adolescentes encaminan sus pasos por el despeñadero social: drogas, alcohol, prostitución, pandillas, ¿Cuántas veces nos preguntamos: ¿En qué nos hemos equivocado?…¿Qué hemos hecho mal?   En el peor de los casos: ¡Tú tienes la culpa!  ¡Nunca fuiste buena madre! ..¡Peor padre no pudiste ser!…etc. etc. Tal vez creyendo que las cosas se dan por buena o mala suerte, decimos: «Tuve mala suerte con ese hijo»   O que la cosa viene por herencia: «Este le ha sacado a su padre»  «Esta le ha sacado a su madre». Los padres religiosos que han educado a sus hijos con la Biblia en la mano culpan al mundanal ruido donde, según ellos, gobierna Satanás…Todos casi siempre en nuestra desesperación nos peleamos con los hijos adolescentes tratando de imponer autoridad para recuperar  a ese hijo  que se nos va de la mano, haciendo algo parecido cuando queremos evitar que los huevos de gallina rueden por la mesa. Por evitarlo, terminamos estrellándolos en el piso. Evitemos pelearnos con los hijos adolescentes, por que malquiera que gane los dos perdemos.

¿QUIÉN ES REALMENTE UN ADOLESCENTE?

Reflexionemos:  Es una persona que todavía no ha ganado la libertad del adulto, pero ya ha perdido los privilegios de la niñez. Es un ser social asustado frente a un mundo de adultos que se le viene encima y que ve en silencio a cuantos  adultos que no pueden hacer frente a sus propias dificultades: peleas de parejas, separaciones; crisis económica, corrupciones, desempleo, crisis moral etc. Por eso es que los adolescentes necesitan padres que puedan reaccionar con paciencia y mucha comprensión frente a su comportamiento, por que es un momento  delicado donde él ya no acepta el gobierno del padre como lo aceptaba de niño, cuestiona la autoridad paterna sopesando si hace lo que dice. Por lo tanto los métodos usados para conducir al niño no son iguales para el adolescente. Esto hay que aceptar.

Generalmente los padres damos soga larga al niño y como va creciendo lo vamos ajustando, de manera que cuando éste llega a la adolescencia casi lo ahogamos. Error. Al niño debemos darle soga pequeña para ir soltándolo como va creciendo de  modo que al llegar a la adolescencia éste podrá disfrutar responsablemente (sin dejar de ser rebelde) de la amplitud de su soga, tendrá espacio y estará en capacidad de manejar su rebeldía sin llegar a ser un hijo problema. Entendamos que es necesario este proceso para que el adolescente pueda establecer su propia identidad. Mucho cuidado con los métodos antiguos de manejar a los hijos, ellos viven una realidad que no era la nuestra, nos parezca bien o mal las cosas han cambiado. Es cierto, los padres nos desesperamos cuando un hijo nos sale todo lo contrario de lo que esperábamos. Tenemos que entender que no todos los hijos reaccionan igual ante el mismo trato (bueno o malo) de los padres. Sirva el caso que un amigo me contó, tiene tres hijos (por supuesto criados bajo el mismo molde) uno de ellos cuando el padre le abrasa, el chico responde igualmente, abrasa fuertemente a su padre, pero nunca toma la iniciativa. El otro hijo cuando papá le abrasa, él se pone tieso como un tronco sin vida. El tercer hijo no espera que papá le abrase, él lo hace por iniciativa propia.  Somos diferentes. Tenemos que respetar esa diferencia. Jamás comparemos a un hermano con el otro. Recuerda que los adolescentes no pueden controlar sus emociones racionalmente, tampoco están preparados para hacer frente con éxito las fuertes emociones de sus padres.

CÓMO ENFRENTAR  LA REBELDÍA DE NUESTROS ADOLESCENTES.

La rebeldía debe ser vista como una situación normal en el proceso de desarrollo de la personalidad, no debe ser visto como un desafío a la autoridad paterna como equivocadamente lo tomamos por lo que no lo podemos interferir  lanzando  gritos al cielo, ni blandiendo el cinturón ni derramando lágrimas. Entendamos que la rebeldía tenía que llegar, en buena cuenta es una manifestación de independencia con la que demanda el reconocimiento de su individualidad, frustrada muchas veces por los propios padres al querer seguir tratándolos como a niños ante lo cual como sabemos, reaccionan  agresivamente como no lo había hecho antes. Aquí debemos tener la sabiduría necesaria para  asumir que esa rebeldía no es una actitud contra los padres como tampoco lo es cuando se visten estrafalariamente, cuando los varones se ponen aretitos, cuando escuchan música que  a ellos les parece linda, que en buena cuenta es mejor a que protesten por medio del alcohol, las drogas y el sexo irresponsable.

Si usted endurece su trato para reprimir los cambios conductuales de su hijo que está dejando de ser niño, sin tomar en cuenta su individualidad está sembrando las semillas de una futura guerra en la que hasta el vencedor saldrá perdiendo.  Quien sabe logre controlar la situación por algún tiempo y usted crea que ya ganó la guerra, pero es muy probable que guarde en su pecho la idea de desquitarse en la primera oportunidad que se le presente  y en la forma que pueda hacerlo y entonces sí  sus actos serán contra usted.

Sirva el ejemplo del siguiente caso: Un día aparece el hijo jovencito con un aretito dorado en una de las orejas. El papá finge no verlo. La mamá horrorizada y a punto de armar escándalo comenta en privado la situación con el papá. ¡Déjalo, ya le pasará! El papá espera su oportunidad, la cual llegó el día que ambos (papá-hijo) veían la TV Aparece en la pantalla una publicidad donde un bebé no dejaba en claro su género, no se podía distinguir si era varón o mujer. Al darse cuenta el papá de un detalle pregunta al hijo: ¿Varón o mujer?  Mujercita, pues. Responde el hijo. ¿Cómo lo sabes? Pregunta papá con preparada intención. Por el aretito pues. Responde el hijo. ¿ Y…?  Enfatizó el papá señalando el aretito del hijo. Al poco tiempo desapareció el aretito de las orejas.

No pierda un hijo. ¡GANE UN HIJO!  Convérselo con mucho respeto, escúchelo sin criticarle, respete su opinión. Acuérdese que su hijo adolescente quiere estrenar su propia personalidad, quiere hacer uso de su individualidad, de su manera de pensar, del modo de usar su tiempo y sus creencias religiosas. No esperemos hijos perfectos, por que tampoco hay padres perfectos,  pero con paciencia estaremos cerca…(continuará)

Un comentario sobre “Evitemos pelearnos con nuestros hijos adolescentes. Porque cualquiera que gane, los dos perdemos.

  1. Muy bueno el artículo, seberían seguir publicando estos temas tan necesarios por nuestra penosa realidad.

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