Los alumnos del segundo grado de educación primaria y los del segundo de educación secundaria, serán evaluados en lectura y en matemática.
En lo referente a lectura, es lo que en estos tiempos se llama comprensión lectora, algo tan simple como complicado.
Lo simple es saber pronunciar las palabras de un escrito. Lo complicado es saber lo que se está leyendo, respetando los signos de puntuación, que la tan sola omisión de una coma o puesta antes o después de una palabra puede cambiar el sentido de la oración y, las tildes de las palabras acentuadas prosódicas u ortográficas, lo que quieren decir las frases compuestas por esas palabras, culminando con lo que el lector ha comprendido de todo lo leído.
Eso es comprensión lectora, haber entendido lo que uno ha leído. Porque lo otro, es solamente haber pronunciado palabras sin ningún sentido. En ese sentido, la evaluación nos va a dar un real panorama de los alumnos evaluados, si en efecto saben o no leer, a fin de tomar las medidas correctivas, porque es inconcebible que un alumno del segundo año de secundaria no sepa leer, que no comprenda lo que lee.
En lo concerniente a matemática, es la parte complementaria de la lectura. Es el desarrollo de la mente, de la capacidad con que cuenta el alumno para desarrollar operaciones matemáticas, conocimientos que le van a permitir desenvolverse en todas las actividades de la vida diaria.
Las ciencias y las letras son la base de toda estructura educativa, lo que le da calidad a la enseñanza, lo que debe estar constantemente evaluado.
Por otro lado, es sumamente importante la evaluación de la educación cívica, hasta dónde nuestros estudiantes están imbuidos de valores cívicos, morales, éticos, religiosos, etc., si saben cuáles son los derechos y obligaciones de una persona con la patria y con la sociedad en que vive.
Pero la educación será mejor cuando el currículo no sea impuesto desde Lima, sino que los maestros de las diferentes regiones de nuestro país, propongan una educación de acuerdo a la realidad en que vive el estudiante, haciéndole conocer primero lo suyo para que aprenda a amar a su terruño y a cuidarlo.