En nuestro recorrido por las diversas calles de la ciudad de Iquitos, pudimos notar un gran número de jóvenes en las afueras de un local ubicado en la cuarta cuadra de la calle Sargento Lores, al acercarnos vimos una gigantografía donde, entre otros anuncios, decía, “estudie gratis”. Y nos llenó de emoción ver cómo nuestra juventud así como puede acudir a la convocatoria del estreno de alguna película trivial, también acude ansioso al llamado de poder estudiar sin costo alguno, aunque nos dijeron que sí les costaría los materiales educativos.
Es que no indagamos a profundidad, pero lo cierto es que el anuncio de “estudie gratis”, es la palabra clave también para el éxito en convocatorias como lo demuestra esta experiencia del local de la calle ya mencionada, tampoco sabemos quiénes son los gestores, aunque pensamos que deben ser orientados debidamente por las autoridades educativas o supervisados para que no se pueda dar la figura de engaño, o de falsas ilusiones a nuestra valiosa juventud estudiosa. Esa parte lo anotamos como una alerta.
Lo que nos llama la atención en este tema es la respuesta a la convocatoria. Muchas veces criticamos a nuestros jóvenes que se van perdiendo en actividades poco productivas, los tildamos de vagos en las esquinas, en las plazas, o que terminan enrolándose en grupos violentos como las barras bravas, o en la delincuencia común, o se la pasan mirando televisión en sus casas, o haciendo cualquier cosa, menos lo que les pueda encaminar hacia un oficio, carretera técnica o profesional. Somos muy duros con ellos y ellas. Muchas veces.
Y si nos ponemos a pensar, que son los chicos del “baile de los que sobran”, y los vemos como en la parte de la canción que dice: “nadie los quiso ayudar de verdad”, de una sabia canción del grupo chileno “Los Prisioneros”, un tema que se podría catalogar de protesta dentro de su género musical. Esta es una realidad no solo de una gran parte de la juventud de Loreto, sino, del país, de Latinoamérica y otras naciones del mundo. Es que seguimos privilegiando las superficialidades, la corrupción (el robo), en lugar de hacer caja a favor de programas educativos que permita apoyar con estudios no solamente a los destacados (de alto coeficiente intelectual), que lo tienen bien merecido.
Muchos que no pueden acceder, por ejemplo a una beca 18, se quedan en el camino sin rumbo. Y entonces qué hacer por ellos. Es urgente que las autoridades distritales, provinciales, gobierno regional y gobierno nacional, piensen en programas para rescatar a esta juventud, a los hijos del Perú, son nuestros, son valiosos y valiosas, y necesitan un abanico de posibilidades, que no se cierre su mundo porque no tienen acceso a una beca, a una universidad estatal o a una universidad privada, porque la economía de sus padres, madres o tutores de su crianza no tienen posibilidades para costearles estudios.
Es un llamado también a las empresas que pueden crear programas de proyección social, que no sean solo paliativos, incentivos solo para publicitarse, sino, que pongan sus manos sobre el pecho, y hagan algo de verdad, valioso, para la juventud interesada, para el país y para la memoria de sus empresas. Estamos a tiempo de ir al rescate de esa juventud que está buscando una oportunidad como correr al llamado de la publicidad de la calle Sargento Lores, donde dice “estudie gratis”. Ellos no sobran, a nosotros nos falta creatividad, iniciativa, sensibilidad, esfuerzo para ser el motor de sus sueños y de lograr una mejor vida, para una mejor sociedad presente y futura.