En Modo Fútbol

  • En la vida como en el fútbol, se cometen muchos errores, pero siempre llegan las oportunidades:

Por: Adolfo Ramírez del Aguila

El quinto tiro de los doce pasos, estuvo a cargo de “orejitas” Flores. Era el más indicado para ese disparo de vida o muerte. Era el gol que necesitábamos para seguir vivos. Era el gol que gritamos todo el resto del día sábado. Era el gol que hizo saltar de emoción hasta al más escéptico de los peruanos. No lo podíamos creer. Fue el gol que nos puso entre los cuatro mejores de la Copa América 2019.
Previo a este último disparo, todo era autoincriminación colectiva; nada lo habíamos hecho bien, no teníamos mucho chance de pasar a la siguiente ronda, no éramos los favoritos; de chiripa habíamos llegado a donde estábamos, no dependíamos de nosotros mismos; por último, el favor lo hizo Colombia y tantas cosas más. Por arte de magia, estábamos frente al poderosa Uruguay, y solo un milagro del Cristo Morado permitiría que pasemos a semi finales. Y así fue.
Nos toca ahora Chile. Y tanta es nuestra pobre autoestima, que ya algunos vuelven a dudar nuevamente. Pronostican ya, que nuestros sueños se acabarán allí, derrotados frente a quien nos humilló en la Guerra del Pacífico. Así de pesimistas somos los peruanos y no creemos en nosotros mismos, perdemos muy rápido la fe. Y por último decimos, si bueno, por suerte le ganamos a Chile, nos esperará o Argentina o Brasil. Si es Argentina, tal vez lleguemos a una digna derrota, pero si es Brasil, nos humillará nuevamente.
Pero si vivimos la pasión del fútbol en cada minuto del partido, y hacemos a un lado ese espíritu negativo derrotista que nos caracteriza como peruanos, quizá lleguemos a levantar la Copa América; todo está en la actitud, la fe y el juego certero que hagamos, sin importar el rival, sin sentirnos menos, sin auto despreciarnos. En la vida como en el fútbol, la actitud es la que cuenta, hace que se logren las metas más difíciles y se concreten los objetivos más inalcanzables.
En la vida como en el fútbol, los derrotados antes de tiempo, siempre van a estar dando la vuelta como pájaros de mal agüero anunciando que todo lo que hacemos es en vano. Cuando quizá por realismo puro, Chile o Brasil nos hagan morder la derrota en las siguientes fechas, nos recordarán que hemos vuelto a nuestra cruda realidad y que los sueños por una copa, será siempre un espejismo total.
Pero en la vida como en el fútbol, cada minuto del partido es bueno disfrutarlo sin pensar mucho en nuestros fracasos del pasado o en nuestros temores del futuro. Es saludable vivir la pasión de cada segundo en nuestras vidas, dando lo mejor de sí hasta el pitazo final, para morir, al menos, con el sabor agradable de haberlo intentado.
El fútbol peruano nos da hoy una gran lección de vida. Tenemos que convencernos que no hemos llegado a nuestras pequeñas metas, por el error del mordelón Suarez, sino por el gran atajo de San Pedro Gallese. Tenemos que creer, que no somos resultado del azahar de las estadísticas, sino, el fruto de nuestro esfuerzo colectivo frente al arquero de Venezuela y al equipo boliviano.
En la vida como en el fútbol, no hemos logrado nuestras metas nacionales sintiéndonos humillados por el 5 a 0 ante Brasil, sino, por los 5 goles de penales ante Uruguay.
Aprendamos del fútbol a ser mejores peruanos, más optimistas, menos derrotistas; con mejor autoestima y menos cultura de perdedores. Seamos decididos en el logro de nuestros más caros ideales, con más actitud positiva y menos espíritu de indecisión perniciosa. Seamos más peruanos de convicción y menos ciudadanos de poca fe.
En este inicio del mes patrio, los peruanos en Modo Avión, ojalá encontremos el camino al Bicentenario, unidos en una sola pasión, aglutinados en torno a un mismo sueño, contagiados en un sol deseo: de hacer del Perú, una patria que logre las copas del desarrollo integral y de la justicia verdadera.
¡Viva el Perú! Así sea.