Nuestra región pasa por un momento preocupante. Por un lado recursos económicos gravemente disminuidos y por otro la tristeza de varias familias que están viendo morir a sus seres queridos como consecuencia de la rabia silvestre. Frente a la impotencia, el Consejo de Ministros se ha portado a la altura de la circunstancia y ha declarado la Emergencia Sanitaria en la zona.
Por ello existe inamovilidad en todos los sectores de salud y las embarcaciones fluviales livianas están a libre disponibilidad, como debe de ser en este tipo de situaciones emergentes, donde la reacción rápida y eficaz cuenta para evitar perder más vidas.
Las brigadas ya se están desplazando en la jurisdicción para efectos de aplicar la vacuna antirrábica. Están actuando como exige una situación de emergencia. Todos debemos sumarnos desde nuestras posibilidades a contribuir en el tema, principalmente las personas de la zona afectada, colaborando con el personal de salud.
Aunque en medio de esta emergencia, es lamentable que por rivalidades político partidarias se pretenda echar la culpa a determinadas autoridades por la aparición de la rabia silvestre. Así se evade un análisis sereno sobre las probables omisiones en cuanto a las medidas preventivas y contrariamente se lanzan calificativos que afecta la dignidad humana y no contribuyen a un debate constructivo. Estamos respirando en un clima de violencia verbal que nos afecta a todos.
Mientras, la emergencia sanitaria se va implementando y nos lleva a recordar que carecemos de medios de comunicación rápidos para atender nuestras emergencias. Si bien se ha tendido un puente aéreo desde Iquitos hasta la zona afectada de la provincia de Datem del Marañón, nos enrostra que justamente se compraron más aviones para hacer más fluida la conexión interna regional. Esta no se cumple.
Por la emergencia de hecho apuntarán sus recursos (combustible) para atender el traslado aéreo mientras no se levante la declaratoria. Después volveremos a la misma orfandad. Se conoce que la logística se habría reducido al Grupo Aéreo 42 este año y que sus horas de vuelo de entrenamiento que también disminuyó (de 5 mil a 3 mil horas) lo estaban utilizando para vuelos cívicos de emergencia.
Esta Emergencia Sanitaria nos debe llevar a varios análisis sobre cómo vienen funcionando ciertos sectores del Estado, especialmente la regional de Salud y los municipios en relación a la zona rural e indígena, y que siendo la vía aérea una forma más rápida de traslado cómo reforzar su presencia y no debilitarla como parece ocurrió este año 2016 con la base FAP Loreto.