-¡Feliz día mamá!… ¡Feliz día papá!….
Por: Luís Roldán Ríos Córdova rioscordova2010@hotmail.com
Tradicionalmente celebramos con mucha pompa en las instituciones educativas sólo el Día de la Madre. El comercio no ha podido evitar traducirlo en ganancias económicas a este homenaje a las madres del mundo. Bueno, ya depende de cada quien celebrarlo al compas de las publicidades comerciales o al compas de la conciencia de buen hijo. ¡Feliz día mamá! Poesías, llantos, cantos, almuerzos y bailes… ¿Y dónde queda papá?
Eso me preocupa. Rendimos homenaje a mamá, con toda la razón del mundo como protagonista y figura principal en el gran teatro biológico de la vida, pero en cuanto a las virtudes sociales atribuidas exclusivamente a ellas en su día ha ido excluyendo al varón de la práctica de esas virtudes, empujándolo a una mesa con dos botellas…para empezar…lo que a mi parecer ha otorgado a muchos padres la idea de que está autorizado para no cultivar aquellas virtudes atribuidas a las madres y que el machismo ha reforzado ampliamente; los excluye de valores que por ser tan atribuidas y cantadas a las madres en su día, el varón termina creyendo que esas son virtudes femeninas que él como hombre no tiene obligación de practicarlas con los hijos en el hogar.
REFORZAR ESA IMAGEN. CRASO ERROR DE NUESTRA EDUCACIÓN.
En las instituciones educativas sólo se celebra con gala especial el Día de la Madre y las celebraciones por el día del padre se han reducido a unos cuantos saludos o algunos comentarios en las formaciones escolares.
¿Qué mensaje damos con esto a los hijos desde las instituciones educativas?…Sencillamente que papá no tiene el mismo significado que mamá en el hogar. Error que no debe reforzarse, menos, desde las instituciones educativas, pues el mensaje que damos a nuestros niños y adolescentes es que ser papá es algo de poca responsabilidad, o es una cuestión de fe, cosa que es un atentado en momentos como éste en la que los hogares del mundo se ven amenazados por el deterioro constante que el valor de la familia está sufriendo como unidad básica de la sociedad.
No olvidemos que el Día de la Madre se ha instituido en una época donde ellas socialmente estaban postergadas y confinadas a los rincones del hogar donde el cuidado, el afecto, la ternura, el aseo, la salud y la preparación de los alimentos se entendían como responsabilidades femeninas. Era necesario reivindicarlas en su valor.
Sin embargo dada las características sociales actuales vemos que la mujer madre tiene cargos y empleos fuera del hogar, el concepto exclusivo de la madre abnegada, sacrificada y arrinconada va diluyéndose en las páginas románticas de la historia de los hogares, pues va asumiendo papeles que la van apartando de los motivos de la creación del Día de la Madre sumándose hoy a la tradicional imagen del padre frio y ausente de la casa que está afectando a los hijos cuya factura el tiempo cobrará a la sociedad.
REINVINDIQUEMOS A LOS PADRES.
Creo que aún es tiempo para que la educación tome la iniciativa de incluir al varón en celebraciones igualitarias por el Día del Padre en procura de salvaguardar su valor en la familia, para animar a muchos de ellos a asumir con abnegación, sacrificio y presencia las tareas del hogar para llenar el vacío que va dejando la madre ausente.
La educación debe contribuir brindándole homenaje al padre con el mismo peso que se da a la madre, sin flores ni cosméticos, pero con canciones, poesías, regalos, música y números artísticos. Esto indudablemente dará a nuestros niños y jóvenes el mensaje de que ser padre tiene el mismo valor que ser madre en la conducción del hogar; debe servir al mismo tiempo para hacer reflexionar a cuanto padre que aún no asume su compromiso de conducir su hogar con abnegación, sacrificio y presencia cambie de actitud frente a sus hijos. No dudamos que luego de recibir homenajes en su día como padre muchas conductas se modificarán, pues sentirá que también es sujeto de reconocimiento y que es valorado como conductor de su hogar por el camino que él está haciendo al andar, como dice el poema.
Sugiero que las instituciones educativas midan a los padres con la misma entereza que a las madres sin dejar de entender que ellas viven el instinto de una manera diferente al de ser padre y comenzar por organizar homenajes equivalentes en cuanto al significado de su ser. La educación debe contribuir a ese cambio de concepto pues el papá abnegado, sacrificado y presente también es un referente importante que ayuda a los hijos a aprender a ser buenos padres, eso ayudara a recomponer el constante deterioro del valor de la familia y el valor del padre en la familia en la esperanza de que esto contribuya a disminuir en el futuro problemas sociales que nacen en los hogares.