Por: Pedro Mozombite
(Historiador y Cronista)
pedromozombite07@gmail.com
Es otro de los pueblos más antiguos de la amazonía peruana, y fue parte de la evangelización de la compañía de Jesús. El 7 de febrero conmemoró sus 159 años de creación política como distrito. Pebas es el distrito más antiguo de la Provincia de Mariscal Ramón Castilla y de la Región Loreto, fue creado distrito mediante Decreto s/n del 7 de febrero de 1866 durante el gobierno de Mariano Ignacio Prado y ratificado por Ley en 1868, siendo José Balta Presidente de la República. Su fundación parte como puesto de misión, según el 13 de marzo de 1735 por el padre jesuita Adam Witman, conocido en un principio como “San Ignacio de Pebas”. En el pueblo se encuentran asentadas las tribus boras, huitotos, menecas, huitoto-muruy, ocainas y yahuas. Este antiguo pueblo alberga diversas comunidades indígenas del Amazonas, por esa razón su encanto de ser un pueblo tradicional, ya que alberga diversas etnias en un solo espacio geográfico, atribuyéndose de esta manera, el epíteto, la “Tierra de Amor”.
Este pueblo estaba compuesto por una reducción de indígenas Pevas, establecidos en un principio en la desembocadura de la quebrada Shicshita y que formaban un pequeño pueblo bajo la advocación de San Ignacio. En la actualidad está ubicado a orillas del río Ampiyacu, aproximadamente a 500 m de la desembocadura con el río Amazonas. La insalubridad del sitio les obligó a trasladarse donde es ahora.
La expulsión de los jesuitas por orden del Rey Carlos III de España en 1767, fue para este pueblo el principio de su decadencia. En 1810, Pevas contaba con casi 120 familias. Durante la época del caucho, volvió a tener importancia y aumentó su población, pero en la caída de los precios del caucho disminuyó su población porque, en 1937, apenas contaba con 6 familias.
El historiador Martín Reátegui, en su extracto de investigación sobre Pebas, lo describe:
Pebas es el poblado más antiguo del Bajo Amazonas y un tiempo fue más importante que Iquitos y Nauta. La historia de Pebas fue escenario de la construcción de fronteras interétnicas y también de conflictos entre los portugueses y españoles. Los pebas, caumares, cavanchis, ticunas ocupaban antes de la colonización, estos territorios.
Cuando los omaguas llegan a territorio de los pebas, los desplazaran, empujándoles hacia tierras jamás habitadas por agricultores. (Lathrap p. 162) Lo que generó conflictos entre los grupos ocupantes y los desplazados. De esta manera, los pebas, caumaris, cavanchis, yaguas, ticunas y Matsés, se verán obligados a internarse en el monte. El territorio pebano y el ampiyacu, fueron territorios de conflictos intertribales con derrotas y victorias entre los diversos pueblos indígenas.
Francisco Manuel Requena y Herrera, llegó a Pebas y dibujo una de las más hermosas acuarelas de la misión que, no está en la desembocadura de ningún río, sino entre el Shishita y el guerari. Requena describe a Pebas:
“San Ignacio de Pevas se allá en la ribera septentrional del Marañón, entre los ríos de Sigura y Erasi (Guerari-Ampiyacu). Este pueblo se compone de los coamaris y cachuaris, gente que en un mismo tiempo empezaron a descubrirse y amistarse. En el año, de 1735, se fundó el pueblo en el río Siquita, y se les agregó después la nación Pevas, de que tomó el nombre, es gente muy feroz, indócil, … (Martin Rubio, 1991)”
Su descripción nos fija la ubicación del pueblo misional:
“Esta misión de San Ignacio de Pevas, como consta en el diario de Requena estaba construido sobre un terreno escarpado sobre el río con una serie de casas alrededor de la iglesia que en esta acuarela queda bien detallada por la identificación de los edificios de la pintura y la leyenda al pie de la misma. En la parte delantera de la acuarela existe una isla quizá la orilla opuesta donde está un grupo de indios yahuas dedicados a la pesca, dibujados con todo detalle donde muy bien se distingue por su indumentaria y su ornamentación, quien es el cacique del grupo. Por el grupo navega una canoa. La inscripción de esta acuarela es una orlada floral roja con el título ilustrado en la parte superior de la misma”
A mediados del siglo XIX la población en Pebas confeccionaba hamacas de fibras como la chambira pero fundamentalmente la elaboración del veneno que es lo que por años, aun durante las misiones jesuitas, fueron el producto principal que comercializaban a sacos con Moyobamba.
Paul Marcoy, un viajero francés que recorrió los territorios del Perú y Brasil entre los años 1840 y 1846 y publicó su obra en Paris en 1869, describe a Pevas:
“Posee veintitrés casas donde viven cuarenta y cinco matrimonios o familias, cuyo promedio es de seis individuos, lo cual da un total poblacional de doscientos setenta individuos, incluyendo los ancianos y las lactantes. (Marcoy p. 554)”
En 1847, Gaetano Osculati llega a Pebas y relata su impresión:
“Esta misión es asistida por dos religiosos y un laico, como autoridad civil hay un gobernador y un alcalde que dependen y están bajo la jurisdicción de Chachapoyas, en territorio peruano. Pero estos civiles según me pareció se ocupaban mucho más de sus intereses y negocios privados que del bienestar público y de la educación de estas poblaciones salvajes. La aldea está situada en un lugar, alto, … se recoge en cantidades cacao silvestre, algodón, vainilla … la población está compuesto de indios yaguas y orejones. (Osculati p. 253)”
El escritor y político comunista Fernando Barcia señala:
Pebas del siglo XVIII y la primera mitad del siglo XIX, aparece como un pequeño foco de explotación y comercialización de determinados productos forestales y artículos de artesanía nativa, como hamacas (especialidad de las yaguas) shicras de chambira trenzadas y otros. Entre la producción forestal figuraba la recolección de zarzaparrilla; miel y cera de abejas silvestres; el copal, utilizado para calafatear barcos, vainilla y otros. Luego, apenas se inició la demanda de caucho y goma, Pebas figuró entre los primeros puntos donde se inició en el viejo Loreto la explotación de dichos recursos forestales (Barcia, 1996, p. 104)
El informe de Raimondi en su segundo viaje, describe a Pebas:
Esta población se allá situada sobre una meseta de terreno elevado, en la banda izquierda de un ancho canal llamado Ampiyacu y como a 5 kilómetros de su desembocadura en el Río Amazonas. Pebas era en otro tiempo población de mucha más importancia que ahora; era pueblo de misiones y todavía existe en él una casa que llaman el convento, que actualmente se halla en estado muy ruinoso como la mayor parte de las casas antiguas. En Pebas y sus inmediaciones habitan tres tribus de indios, que son: los Pebas, Yaguas y Orejones. (Larraburre Tomo 7 p. 344-346).
El agustino, Paulino Diaz, llega a Pebas entre los años de 1902 a 1916 y manifiesta:
En el mismo Pebas se ven numerosos salvajes yaguas vestidos con sus peculiares trajes formados de filamentos de palmas teñidos de rojo con achiote, que en si en los hombres puede pasar, en las mujeres es intolerable y horriblemente indecoroso, pues van casi desnudas …Muchos de estos salvajes son o se hacen llamar cristianos y aún civilizados, porque los han bautizados; (Ibid., Tomo 1 p. 53). En enero de 1903 Paulin Diaz establece la misión agustina con el nombre de la “Purísima Concepción de Pebas”.
*El nombre de este pueblo puede escribirse como Pebas o Pevas. Ambas formas son aceptadas.
Fuente:
Kanatari 1550, Provincia de Ramón Castilla, 2014, M. Reátegui, Pasajes de la memoria, Iquitos, Perú,