Por: Alexci Igor Chong Ríos
(Egresado del Doctorado en
Gestión Económica, UNMSM)
En la edición de fecha 23 de julio hemos explicado en líneas gruesas cómo la empresa Pluspetrol, conjuntamente con otras empresas transnacionales, formaron un consorcio y sin pagar un centavo por la «exploración del gas ya descubierta en el lote 56 por la Shell» que representó 400 millones de dólares y que dejaron de ingresar a las arcas del Estado peruano, empezaron a exportar y comercializar el Gas con «supuesto» destino a México.
Con anuncios y parafernalia el gobernador regional y el presidente de la República anuncian ahora que van a buscar los mecanismos de importar gas desde Ecuador y Colombia. Más aún, voceros del gobierno señalan que el presidente tiene pleno conocimiento del tema del gas y la problemática de Loreto. Sin embargo, es necesario recordar un poco cómo se gestó el problema del Gas.
Resulta que una vez que se negoció que de los 9 billones de pies cúbicos de reserva probada de gas existente en los lotes 88 y 56, el ahora presidente de la República, antes ministro de Estado, conoció de antemano que la mitad de ese gas iba a México. La otra mitad se quedaba para abastecer el mercado interno. Como reza el dicho popular, «tras cuernos, palos». Resulta que las empresas que se consorciaron para formar la empresa «Consorcio Camisea» que estaba formado por Pluspetrol, Hunt Oil, SK Innovation, Tecpetrol y otros, denunciaron al Estado Peruano ante el «Centro internacional de arreglo de diferencias relativas a inversiones (CIADI), institución que pertenece al Banco Mundial y que se encarga de resolver disputas entre empresas privadas y Estados, por incumplimiento de contrato, porque a decir de esta empresa monopólica, ellos enviaron 10 cargamento de gas con destino a México y el Estado peruano pretende cobrarles por regalías montos superiores a lo establecido. El problema es que se informó que los probables destinos son Estados Unidos, Asia y Europa. El contrato establece que el precio a cobrar es diferenciado por lo que si se transporta hacia USA se cobra 2.5 dólares, y 9, 12 y 16 dólares hacia Asia y Europa. El consorcio transportó 10 embarques con destino a Estados Unidos y posteriormente lo volvió a transportar hacia Europa y Asia. La lógica usada por este consorcio es que «declararon el destino» mas no el destino donde se consume el gas. Finalmente, el CIADI dio la razón al Perú y se ordenó que se pague al Perú poco más de 64 millones de dólares ¿Ya pagaron? Esa es otra historia, ya que en nuestro país los «monopolios» tienen poder, sino, vean el caso de telefónica.
El problema del gas en nuestro país es que la explotación y comercialización está en manos de un monopolio (formado por varias empresas). La empresa LNG Perú es operada por Hunt Oil Company of Perú, y esta misma empresa es accionista mayoritaria de Pluspetrol Camisea SA. La exportación involucra una cadena de contratos: 1) entre Perú-Petro y el Consorcio Camisea, el cual permite la extracción de gas y líquidos del lote 56; 2) entre el Consorcio Camisea y Perú LNG; 3) entre Perú LNG y Repsol Comercializadora de Gas, por el cual Perú LNG vende gas ya licuefactado a Repsol (hoy sustituido por Shell) en puerto peruano; y 4) entre Repsol y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), por el cual Repsol vende a la CFE el gas, con entrega en Manzanillo (México). El Estado Peruano solo interviene en el primero. La falta de fiscalización y presencia del Eestado es lo que permite que se venda un gas caro al mercado interno.
La revista actualidad empresarial indica que el hecho que Pluspetrol pueda extraer gas licuado de petróleo (GLP) del yacimiento de Camisea, parece que no aporta mayor beneficio a los peruanos, ya que esa empresa vende ese combustible a las envasadoras nacionales más caro que el precio que lo exporta. El 10 de mayo, por ejemplo, esa compañía exportó 363,000 barriles de GLP a US$ 562 por cada tonelada métrica, pero en ese mismo mes vendió a las envasadoras nacionales, a razón de US$ 659 por tonelada (antes de IGV) en su planta de Pisco, es decir, US$ 97 más caro. Cálculos de especialistas indican que el mercado interno paga 6 veces más que la empresa que exporta el gas. Esa es la razón por la que el gas que se comercializa en el mercado interno es más caro.
Una aclaración importante es que camisea explota Gas Natural. El proceso de extracción del gas natural genera líquidos, que posteriormente son fraccionados para convertirse en GLP, que es lo que usamos en los balones de gas de 10 Kg en la cocina. El gas natural es para uso de energía eléctrica. EL GLP es utilizado en vehículos y cocinas domésticas.
Quién entiende la lógica de que siendo un país exportador de Gas y al mismo tiempo tenemos el gas más caro de Latinoamérica. El envase de 10 kilos tiene en Bolivia un precio de 2.8 dólares; en Brasil 9.4 dólares; en Chile 10.7 dólares; en Colombia 2.2 dólares; en Costa Rica 4 dólares; en Uruguay 10.3 dólares, en Lima 12 dólares y en Iquitos 18 dólares.
La propuesta, más allá de la revisión del contrato y una profunda auditoría a la empresa exportadora, nuestro país dispone de un fondo de estabilización de precios de los combustibles que permite mitigar el precio al público de las volatilidades del precio del petróleo. Esto se realiza mediante una banda de precios, entre un máximo y un mínimo. Porque no se busca redirigir una parte de este fondo a fin de subsidiar el consumo Loretano? Según informe del MEF al primer trimestre del 2016, el valor de mercado de estos fondos representaban 16 mil millones de dólares que el estado lo tiene en distintos depósitos como acciones, depósitos bancarios, letras del tesoro, etc., con intereses de 2.3%. Si existe capacidad de decisión y gestión debería plantearse al ejecutivo buscar un subsidio a las familias loretanas y que el mismo presidente de la República reconoció nuestro completo aislamiento del resto del territorio nacional, más aún con el impacto negativo del Petróleo que paralizó nuestra economía regional. Por citar un ejemplo, actualmente Bolivia viene subsidiando su gas de manera cruzada desde la fase extractiva y de refinación.