-Expresa presidente de la CSJL en el marco del Día del Juez
-Hizo un llamado para seguir luchando en el objetivo de mejorar el sistema de administración de justicia.

El último sábado se recordó el Día del Juez, por ese motivo la Corte Superior de Justicia desarrolló una serie de actividades, dentro de ellas una homilía, izamiento del Pabellón Nacional y sesión solemne. En ese marco el presidente de la CSJL Dr. Aldo Atarama Lonzoy, expresó el siguiente mensaje:
«Como lo ha dicho el padre Raymundo en la Homilía todos vamos a encontrarnos un día con el Gran Juez. Nosotros sufrimos de ese gran juez todos los días, porque no solo la prensa si no la sociedad nos está mirando y evaluando. Por eso el máximo representante del Poder Judicial, actual presidente de la Corte Suprema y presidente del Consejo Ejecutivo del Poder Judicial; con humildad ha tenido que pedir perdón a la sociedad peruana. El perdón es el más grande de los gestos que da un presidente del Poder Judicial con humildad y hay que secundarlo.
Y no es que tengamos culpa por adelantado, sino que ahí se ve la trascendencia que tienen todas nuestras resoluciones. Por muy pequeñas o grandes que hayan sido dadas tienen trascendencia social, aún aquellas que ven temas de faltas. Lo que se pretende con las sentencias y resoluciones es mantener un Estado de paz que nos permita crecer y desarrollarnos como personas y seres humanos. Ahí está lo difícil de toda situación porque si tenemos una sociedad convulsionada, en conflicto, no vamos a conseguir paz por muy drástica que sea la sentencia.
Los jueces tenemos que asumir la trascendencia de nuestras resoluciones, saber que la sociedad va a reaccionar de una u otra manera pero cuando nuestras resoluciones son transparentes, claras y bien argumentadas no tenemos porqué lamentarnos de ellas, porque siendo duras para algunos, serán claras y transparentes para todos. Se puede condenar a seres humanos a la máxima pena de detención y sin embargo, se ha reconocido la transparencia hasta hoy porque emitimos resolución sin ánimo de venganza o afán personal.
El Juez debe evaluar de manera permanente la trascendencia de sus resoluciones. Saber en qué sentido se va a mover la sociedad, proyectarse ante el hecho. Es lo que hace que la institución se vaya consolidando frente a la sociedad. Hay procesos que ya llegaron a su mayoría de edad y no los podemos resolver y no porque no queramos sino porque así está hecho el sistema. No hay que modificar solo a los Jueces sino al sistema y ya estamos en el proceso de transición.
El 01 de octubre esperamos que se implemente bien el nuevo sistema procesal penal donde prima la oralidad, la rapidez, la certeza del buen Juez no solo en lo penal, sino en lo civil, laboral, administrativo. A veces no se entiende el sistema judicial, es una pelea cotidiana de los jueces a través de ese procedimiento engorroso para poder legitimar nuestro poder judicial. Los jueces tenemos que cambiar, pero no solo los jueces, sino también los abogados, el Ministerio Público y la sociedad en su conjunto.
La sociedad que ha visto a sus jueces distantes, como metidos en una «bola de cristal», por eso en el marco de este Día, se ha estado con los que creemos que nos necesitan, los jueces han dialogado con los estudiantes, ha habido charlas, conferencias. Se ha visitado los penales, los pueblos jóvenes, las comunidades campesinas, los establecimientos tutelares donde hay menores víctimas de violencia. Y debemos seguir haciéndolo. Hay que administrar justicia cerca al pueblo, no a espaldas del pueblo.
Hay que hacer un acto de contrición, ya lo escuchamos en la Homilía bastante interesante y reflexiva, que cuando nos pregunten: «¿cómo están?» no hay que decir que estamos bien sino que estamos luchando. Luchando para seguir adelante, para satisfacer el hambre y necesidad que tiene nuestra sociedad de justicia. Esa expresión que llega desde la homilía de parte de un hombre sencillo (Padre Raymundo) que luchen todos los días, es una gran enseñanza. Hay que luchar para mejorar el sistema de administración de justicia, luchar para satisfacer lo que nos pide la sociedad» concluyó el doctor Aldo Atarama.





