El casco y el tránsito en nuestra ciudad

Por: Ezequiel Alvarado Guevara

Hablar del  tránsito  en nuestra ciudad es hablar del desorden vehicular. Menos mal, que de alguna manera los semáforos, algunos modernizados, controlan de alguna forma este problema.  Mientras las autoridades municipales y policiales disponen el cumplimiento del uso del llamado casco vehicular a los motociclistas, a los motocarristas  ¿qué autoridad exige el uso del mismo? ¿O quién les exige respeto  hacia los transeúntes y a los demás conductores de los demás vehículos?
Aunque parezca exagerado, el motocarrista es el típico sujeto malcriado y atrevido,  y potencialmente agresivo. Se cree el dueño de la calle. Realiza maniobras temerarias, creando peligro hacia los transeúntes. Si no le has dejado pasar, te lanza calificativos inauditos y se fuga amparándose en la velocidad que aplica al momento de destruirte moralmente.
Hace unos tres  días, un joven iba manejando su motocicleta en forma normal por la derecha de la pista en el jirón Próspero, de pronto un motocarrista por ganar un pasajero que estaba esperando servicio, intempestivamente  le cruzó al muchacho cerrándole el pasó. Éste, para evitar el impacto, fue a chocar en un cable, cuyos alambres estaban abiertos por el uso, uno de ellos se incrustó en el empeine de su pie izquierdo, produciéndole una herida profunda. El sujeto que manejaba el motocarro, ni siquiera le pidió disculpas al joven, quien de alguna manera tuvo que dirigirse a su domicilio para ser atendido. El dolor y la decencia le impidieron concurrir al puesto policial para formular la denuncia.
Pero lo cierto es que el motocarrista es un sujeto potencialmente peligroso, malcriado y agresivo. El noventa y nueve por ciento de los accidentes de tránsito son provocados precisamente por motocarristas. Siempre he considerado, conducir un vehículo mayor en Lima, es más cómodo que manejar en Iquitos.  Las autoridades deben controlar el aumento de vehículos menores, porque esto se está volviendo un verdadero caos.
Actualmente existe en nuestra ciudad un gran porcentaje de motocarros que no llevan el número de placa en el toldo y pasan delante del policía a vista y paciencia sin ser intervenidos.  Hace tres días una señora que cruzaba por las líneas de seguridad del desordenado Belén, fue golpeada  con el parante de fierro de uno de estos vehículos, el sujeto que manejaba se dio a la fuga. La persona que la atendió quiso anotar el número de placa, pero no tenía inscrita en el toldo.
El motocarrista por llevar rápido a su pasajero, invade las rayas blancas de seguridad y antes de tres segundos para ponerse en verde el semáforo electrónico, parte en rauda velocidad poniendo en riesgo al último vehículo que termina de cruzar la pista y obviamente la salud de su pasajero. Estimado lector, si manejas, no le cierres el paso a un motocarrista, o cometas alguna imprudencia involuntaria  que se sienta ofendido, porque corres  el riesgo que te insulte, te lance improperios salidos de su boca sucia y se fugue. Términos que empañan tu imagen de persona decente.
¿Y qué del casco? En cuanto al casco, existe un contrasentido. Mientras al motociclista se le exige el uso del casco, al automovilista el uso del cinturón de seguridad. ¿Al motocarrista qué le exigen las autoridades? Absolutamente nada, a pesar que hace servicio público. Un motocarro es potencialmente un vehículo motorizado peligroso. Absolutamente frágil. Fácilmente puede voltearse por ambos lados. No hay seguridad por el lado derecho, ni por el izquierdo. Toda la frágil y pequeña carrocería es libre, sin protección alguna para seguridad del pasajero. Subir a un motocarro es poner en riesgo la vida del pasajero.
Las autoridades deben prohibir que sigan apareciendo más motocarros. Exigir a sus conductores que se asocien,  para que formen empresas de transportes de servicio público con vehículos mayores,  con las facilidades que puedan otorgar las entidades de crédito, como los bancos, las cajas municipales, etc., porque si continúan apareciendo, la situación seguirá agravándose.
Las autoridades municipales y policiales, también deben prohibir que los motociclistas lleven a sus hijos delante de ellos, sentados sobre el tanque de gasolina y atrás del timón COMO ESCUDOS HUMANOS, o muchas veces la madre viaja  atrás, sosteniendo con un brazo al hijo de pocos meses de nacido. Abriéndose paso  a través de los demás vehículos, con el riesgo de golpear al niño en el trayecto, QUÉ TERRIBLE ES ESTO.