Una historia que se repite todos los años y que no nos cansamos de contarla y sufrirla, y en el desenlace no hay solución al problema social que plantea por eso el desencanto vuelve y vuelve a suceder en muchos de aquellos locales que deberían recibir bien puesto al encantador bullicio estudiantil.
Esta trama de suspenso titulado: “El absurdo”, pasa a modo indignación cuando llegado el día de la fecha del inicio del año escolar surgen las denuncias del pésimo estado de las infraestructuras, quedando en el papel de víctimas los niños, niñas y adolescentes a los cuales mal denominan beneficiarios de los aprendizajes, en los casos donde carecen de calidad constructiva.
¿Qué están aprendiendo los estudiantes con estas historias que se repiten todos los años? Seguramente que somos la especie viviente más negligente que habita el planeta, porque se supone que se aprende de la experiencia pasada para que no se repita.
Acá en Iquitos y en toda la región, son testigos del descuido de los adultos esos mismos menores de edad protagonistas de las escuelas, a los que decimos dedicar todos nuestros esfuerzos y nuestros actos absurdos, por supuesto.
Vamos mencionando las responsabilidades, para empezar el ente rector de la educación regional la actual GREL, tiene su oficina de infraestructura que debe tener la información del estado físico de las instituciones educativas, si?, entonces que no se venga con aparentes “sorpresas” para recién tomar acciones.
El otro nivel de responsables los directivos que forman parte de la comunidad educativa junto a los docentes, padres y madres de familia que conocen lo que está pasando en el colegio, pero esperan, en muchos casos la última hora para exigir seguridad del local.
Esto lo conocen meses antes, hasta años, puesto que el deterioro va de mal en peor, y la historia de “El absurdo” entra a su parte de eternos lamentos, que se espera, porque la esperanza es lo último que se pierde que este 2025 sea de recupero de la autoestima de miles de estudiantes que, por estar en un colegio público, no pueden gozar de una buena infraestructura (existiendo excepciones), y que la historia tenga un final feliz con la refacción y mejoramiento del espacio estudiantil.
“El absurdo”
