Disimulos eternos

El poder político bien aplicado en beneficio de la ciudadanía es lo que se espera de los que gobiernan, pero lamentablemente muy poco de eso ocurre, y tienen muchas formas de disimular para no cumplir a cabalidad con sus funciones.
Para nadie es un secreto que las postas y centros de salud no cuentan con los presupuestos necesarios para su buen funcionamiento, están en situaciones deplorables, eso se puede ver no solamente en la zona rural, sino en las mismas urbes.
El año pasado cuando estábamos de visita en la comunidad de Villa Canaán en el río Marañón, pudimos constatar las pésimas condiciones de la posta, con un piso de tablas deteriorado y en riesgo de desplomarse, y así estaba atendiendo el personal de salud, no tienen otra alternativa.
Esta situación se repite en los pueblos, aunque los que tienen una infraestructura regular se podría decir que están bien, eso no es así, eso está lejos de la verdad porque hasta falta de personal tienen, les falta implementación, también.
Lo que más nos ha llamado la atención en las últimas horas, frente a las necesidades que afrontan estos establecimientos de salud, es que se pretenda responsabilizar a sus directivos de la falta de presupuesto, porque “no lo han gestionado”.
Eso es algo absurdo, porque quienes tienen que decidir y asignar los presupuestos saben muy bien lo que falta, pero no hay voluntad política, y gestiones tras gestiones lo que hacen es disimular que “no saben”.
El caso del centro de salud de Requena es una muestra reciente donde tienen un bajísimo presupuesto, y para que esto cambie “la directora” funcionaria de menor jerarquía tiene que hacer buena gestión para conseguirlo. Esto demuestra la irresponsabilidad de quienes tienen el poder de decisión para cambiar estas carencias y no lo hacen.