El punto de la empatía es lo que mucho está faltando en nuestras sociedades. Como sucede en el caso de las poblaciones de la zona de la cuenca de Nanay, donde desde hace varias semanas se ha incrementado el pedido de apoyo para que recuperen la tranquilidad en sus poblados.
La respuesta viene siendo muy tipia a nivel de las organizaciones de la sociedad civil, además de que existe una lucha organizada por la defensa del agua del Nanay debido a la minería ilegal contaminante, no se sabe de otras formas de respaldo a un buen sector de habitantes que rechazan la nueva vida tensa e incierta.
Lo que han expresado es que están al borde de la desesperación porque el futuro que presuponen les afecta de muchas formas y a sus hijos jóvenes que los pone en un riesgo mayor, frente a un escenario que han experimentado otras ciudades como Madre de Dios y es público el daño ocasionado y los graves problemas sociales que siguen enfrentando.
Ese casi silencio oficial de entidades del Estado y de otras representaciones organizativas respecto a lo poco que se está haciendo para atender a los pobladores, y eso que están cerca a nosotros como ciudad de Iquitos, y muchos proceden de allá y mucha familia de residentes iquiteños están en la zona.
Se nota que poco estamos entendiendo que el problema en el tiempo no solamente sería la jurisdicción del distrito de Alto Nanay, y aquí reiteramos lo que se mencionó que ya han expresado su desesperación, al punto que harán una marcha de protesta en una de sus comunidades, esperando llamar la atención de las autoridades competentes.