Violencia en los colegios de Iquitos: una realidad oculta
Como no podría ser de otra manera, en una sociedad violenta como en la que vivimos, la escuela es un espacio de afirmación y de reproducción de prácticas violentas en el trato a los alumnos y las alumnas. Así termina por confirmarlo, con mucha precisión y detalles, la recientemente concluida investigación sobre “La calidad del trato en las escuelas de Loreto para mejorar los logros de aprendizaje”, ejecutado por la Asociación La Restinga por encargo del Grupo de Análisis para el Desarrollo (GRADE), en el marco del proyecto FORGE, Fortalecimiento de la Gestión de la Educación en el Perú.
Se trata de una interesante aplicación de técnicas y estrategias de investigación participativas aplicadas a dos colegios de la ciudad de Iquitos, uno de ellos del área urbana y el otro del área periurbana. Los dos colegios escogidos son de gestión estatal y cuentan con primaria y secundaria regulares. Para la investigación se ha contado con la Asociación La Restinga, cuya experiencia en el trabajo con niñas, niños y adolescentes de sectores populares de Iquitos es altamente conocida como comprobada.
Los resultados obtenidos en la investigación son contundentes y reales en tanto y en cuanto son las mismas víctimas, y los ocasionales victimarios, los que han participado con sus testimonios. Las técnicas aplicadas para el recojo de información han generado un ambiente propicio para que los alumnos, las alumnas y docentes puedan participar libremente dando a conocer las formas como la violencia se presenta, las ocasiones en que sucede, las repercusiones que genera y las frustraciones que terminan marcando negativamente la vida las víctimas.
¿Cómo se ha logrado identificar las acciones violentas en los colegios?
Para conocer las formas en que se presenta y se percibe la violencia en cada una de las dos escuelas, se organizaron “museos de la violencia”, uno para primaria y otro para secundaria. Los museos fueron espacios para procurar el diálogo y la reflexión sobre lo que las niñas, niños y adolescentes opinan, sienten, toleran y rechazan de la violencia”. Se implementaron dinámicas y acciones lúdicas, que facilitaron un ambiente asertivo para la expresión y la denuncia, generando condiciones de seguridad y privacidad (anonimato) para que alumnas y alumnos pudieran contar sus experiencias como víctimas de violencia sin temor a sufrir consecuencias por ello.
“El tendero recomendero” ha sido una de las dinámicas utilizadas que, a manera de tendero de ropa que expone los trapos a la luz del sol, permitía que alumnos y alumnas pudieran expresar en hojas de papel sus experiencias respecto de la violencia, y luego ser expuestas, con ganchos de ropa, para generar intercambios y comentarios entre los chicos y chicas en las horas de recreo. También se habilitaron buzones en los que de manera anónima los participantes lograron exponer sus impresiones y testimonios sobre la violencia en la escuela.
El museo de la primaria:
A nivel de la primaria los testimonios recogidos presentan una características muy particular, un gran número de ellos son denunciados por las alumnas o alumnos ante el profesor o la profesora. Hay para ellos un grado importante de confianza en el profesor, una expectativa importante de que el hecho de denunciar ante la autoridad debe y puede frenar la violencia.
Las características de los testimonios recogidos en el museo de la primaria son:
- Reconocen la violencia expresada en golpes (en ambas escuelas) como castigo, el mismo que se da indistintamente entre los géneros.
- Si bien inicialmente la sancionan, consideran que en ocasiones es “correcta”, “cuando no hacen caso”, “se les habla pero no entienden”, “es por su bien para que aprendan”.
- Incluso señalan que el castigo se lo merecen los niños o las niñas que no siguen las indicaciones o pedidos de los docentes.
- Las evidencias de violencia se han presentado en ambas escuelas: “un profesor ha roto el palo en la espalda de mi amigo”, “la profesora le pateó tan fuerte que se puso a llorar”.
- Ningún niño o niña mencionó que el golpe o castigo físico en la escuela atenta contra sus derechos o es un hecho denunciable.
- Dicen también que informan a los docentes de estos hechos, pero que el/la profesora solo dice: ya déjenlo/a tranquilo/a, minimizando el hecho, lo que es aprovechado por el trasgresor para seguir abusando de su poder.
- Todos los niños y niñas han visto por lo menos una vez algún niño o niña llorar por el bullying de sus compañeros/as.
- Cuando esto sucede “llanto de niño o niña” en ocasiones hay respuesta rápida del docente por castigar al agresor/a.
- Se han reportado casos anónimos en ambas escuelas de niños y niñas con faltas o evasión de asistencia a la escuela, depresiones, rencor y odio contra la escuela, compañeros y profesores por casos de bullying.
El museo de la secundaria:
Una característica gravitante en la conducta de alumnas y alumnos de la secundaria es la escasa confianza que tienen en sus autoridades escolares como para denunciar ante ellas los casos de violencia. Están literalmente defraudados de sus autoridades, no esperan nada de ellas en el tema de la restauración de derechos frente a la violencia, incluso hay una propensión a ser ellos mismos los que “arreglan cuentas” o “implementan sus propios mecanismos” de protección, algunos de los cuales consisten en huir, abandonar la escuela. Los siguientes son algunos de los testimonios recogidos en la secundaria:
- Un adolescente dice “el amor de los docentes se acaba en el 2do. grado, de ahí en adelante pierden la paciencia”.
- Los y las adolescentes de ambas escuelas evidenciaron sentirse más intimidados que los niños y niñas de primaria para manifestar sus emociones y sentimientos. La presencia de sus propios compañeros y compañeras no les hacía sentirse cómodos y en confianza para hablar.
- Los reportes del “Buzón de los Secretos” fue más usado en la secundaria que en la primaria.
- En general, tanto en diálogo abierto como en el Buzón reportaron más casos de bullying racial y por orientación sexual que el nivel primario.
- Un alumno reportó que la falta de respuesta de la escuela para parar el constante bullying que recibía por ser delicado, determinó que él actualmente sea un agresor contra cualquier compañero, “así ya nadie se mete conmigo”.
- En general, sienten que la escuela no brinda una respuesta efectiva frente al bullying por ello desconfían que ella les pueda proteger.
- Alumnos y alumnas de ambas escuelas señalaron que en ocasiones el o la docente no solo no detiene la situación de bullying, sino que lo alienta o se confabula.
- Las situaciones de violencia no son reportadas a las máximas autoridades como director o subdirección, la mayoría de veces por considerar que “ellos tampoco van a hacer nada”.
- Sin embargo, también manifestaron conocer algunos casos que fueron atendidos por la dirección en coordinación con la tutoría.
- Se identificó que el alumnado de ambas escuelas tiene percepciones tergiversadas sobre la violencia, los derechos de niños, niñas y adolescentes y el deber de docentes, un caso de abuso sexual bajo la modalidad de tocamientos indebidos fue tolerado y hasta aceptado porque uno de ellos manifestó que la adolescente era “fácil”.
- Se evidencia una tendencia a la naturalización de violencia de género.
- A simple observación, se constató la alta carga sexual de las “bromas” del alumnado de secundaria, quienes tocan o dan palmadas en las nalgas a compañeros que consideran amanerados y también a mujeres.
- Se percibe niveles de frustración por parte del grupo de alumnos y alumnas que tienen mayor nivel de reflexión en el tema.
- Algunos alumnos y alumnas mencionan el tema de derechos, sin embargo el discurso y el posicionamiento es débil, no evidencian conocer claramente los hechos de violencia dentro de la escuela que son denunciables, la ruta de denuncia ni los espacios para hacerlo.
- Un grupo de alumnos y alumnas esperó a que el recreo terminará y la mayoría de alumnos esté yendo al aula para aperturar el tema de la venta de droga en su salón, identificando sólo por sobrenombre a los adolescentes, manifestaron que no quieren meterse en problemas y por eso no lo han contado a otras personas de la escuela.
Luego de concluida la etapa del recojo de las denuncias y evidencias de violencia en la escuela, el equipo de La Restinga ha procedido a entregar los respectivos informes ante las autoridades educativas de cada colegio, ante las correspondientes APAFAS, y autoridades de la jurisdicción encargadas de la educación y de la defensa y promoción de derechos de las niñas, niños y adolescentes. El objetivo es que entre los actores involucrados se pueda implementar un espacio, un programa o un plan para superar estas situaciones de violencia y mejorar con ello el clima social escolar y, con ello mejorar los logros de aprendizaje.
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