Delito contra la confidencialidad telefónica ¿Impunidad?

Mucho se ha dicho y se ha comentado la publicación, en casi todos los medios capitalinos,  de una conversación privada entre la candidata a la alcaldía de Lima Lourdes Flores Nano y su asesor principal Xavier Barrón y que sin embargo, fue intervenida  por aparentemente miembros de una organización dedicada a lo que se conoce como «chuponeo», causando un enorme problema tanto a la candidata como al sistema político legalmente establecido en el país.

Lo curioso del tema, al margen del matiz delictivo que ello implica, consiste en la irresponsabilidad de  los medios que publicaron textualmente las expresiones vertidas por la citada líder política; y que se ubican en el contexto  de la confidencialidad a que tienen derecho todos los peruanos, de allí que la interceptación y publicación de la citada conversación sea tipificada como un delito contra un derecho  ciudadano.

Extendiéndonos en el tema, encontramos que la opositora a la señorita Flores, la señora Susana Villarán,  salió favorecida en el ánimo  popular, cuando se dio publicidad casi masiva a lo expresado por su contendiente en la pugna por el triunfo. Sin duda, un acto hipócrita de quienes torcieron su intensión de voto; como si lo dicho por la señorita Flores no fueran expresiones cotidianas en la intimidad de una conversación pública o privada.

Hay que reconocer que en lo sucedido, medió determinantemente lo revelado por los delincuentes que intervinieron ilegalmente el teléfono de la víctima propiciatoria del estropicio político que cambió el rumbo de la próxima elección en Lima, entonces aquí caben una serie de reflexiones; por ejemplo, si se ha cometido un delito la fiscalía respectiva debe iniciar una investigación de oficio, que lleve a descubrir a los autores del hecho para someterlos al poder judicial, para ser juzgados y sancionados como manda  la ley.

También se precisa saber si la señora Villarán acepta su posible triunfo como plenamente legal, dadas la características de un repunte producto de una ilegalidad. No se crea que  estamos contra dicha  candidata, al contrario, estamos   contra el acto que ha permitido su avance inesperado en una contienda donde ahora tiene una ventaja muy cuestionada por su pelaje rojizo ahora entremezclado con una ilegalidad que quizás le pase la factura en el futuro.