Deja de temblar de frío poray, ven a la playa de Nanay…¡¡¡

Por: Augusto “Tito” Rodríguez Linares (CPP – FPP)
Se me ocurrió este slogan publicitario hace muchos años cuando en deslizador acompañamos al destacado periodista nacional, ya fallecido, Manuel D´Ornellas, en un viaje en deslizador por el río Nanay en esta época veraniega en la que aparecen hermosas playas de arenas blancas en ambas riberas de este tributario señorial del Amazonas.
Claro que ya pasaron muchos años, pero  la situación es la misma. Nuestro invitado mostró su agradable sorpresa ante el espectáculo maravilloso que presentaban los solitarios y silenciosos litorales sin bañistas, sin concurrencia.
Desde mucho antes y hasta hoy esos arenales que el río forma en época de vaciante, siguen desperdiciándose sin ser parte de un movimiento turístico que podría dejar a comerciantes e industriales de la ciudad muy buenos dividendos, convirtiendo no solo a Iquitos, sino a San Juan, Belén y Punchana en localidades de gran atractivo, claro está después que sus autoridades pongan en marcha proyectos de embellecimiento y programas de seguridad ciudadana, ganándose con esto la admiración nacional e internacional que incrementará eso que tanto añoramos: el turismo receptivo.
La carretera a Nauta facilitaría la construcción de una vía secundaria hacia la margen derecha del Nanay, que es donde se forman estas playas de ensueño, facilitando el traslado de miles de bañistas locales y de cualquier lugar del Perú y el mundo, los que recibirían un trato maravilloso a través de hoteles, restaurantes, discotecas, etc.
Para explicar con más claridad: en Lima y en toda la costa peruana la gente tirita de frío porque el crudo invierno de esa región les obliga a usar abrigos, chompas, casacas, etc. para protegerse del crudo invierno, mientras que en Iquitos, especialmente, la fuerza del verano nos impulsa a buscar ríos, lagunas, quebradas, agua para combatir el estío. Ese sería el motivo para publicitar en Lima, sobre todo, un viaje a esta región para gozar del calor selvático y de las refrescantes y mágicas aguas del Nanay.
Pueden haber muchas otras ideas para sacar provecho de esta época de estío, pero corresponde a las autoridades y funcionarios vinculados con estos menesteres, tener la iniciativa para comenzar un movimiento que nos lleve a poner en marcha el aprovechamiento de este verano selvático, dejando de estar cruzados de brazos y lamentándonos de la falta de fondos, claro está sin olvidarse de cobrar sus elevados sueldos.
La Amazonía, con el río Amazonas adentro, es una de las maravillas naturales del mundo. Esa declaración tiene un gran valor de la que no estamos aprovechando en beneficio de la región y de sus pobladores, salvo algunos dueños de albergues que llevan a sus turistas a tomar ayahuasca y dormir en hamacas escuchando el cantar del “urcututo”, mientras que en la ciudad otros “pucauyas” deambulan pateando latas entre basurales, ávidos de encontrar los tesoros escondidos de una ciudad considerada joya del río maravilloso.
Ante esta situación, bien vale la pena preguntarnos… “ahora ¿quién podrá salvarnos…?”.