“De mil casos de trata, uno llega al Poder Judicial”

El juez superior, Carlos Alberto Del Piélago Cárdenas, presidente de la Primera Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de Loreto, explicó las dificultades que enfrenta el sistema judicial para sancionar los delitos de trata, esclavitud moderna, servidumbre y conexos. También, nos habló sobre la falta de diferenciación normativa, y la necesidad de reforzar la especialización de los operadores de justicia.
La Corte de Loreto comparte estas importantes reflexiones en el marco de la campaña internacional Corazón Azul, que impulsa la Comisión de Justicia de Género del Poder Judicial del Perú.
Dr. Del Piélago ¿qué problemas enfrenta el sistema de justicia para sancionar los delitos de esclavitud, trabajo forzoso, trata y demás vinculados?
El principal problema es la falta de conocimientos rigurosos de las normas a aplicar en casos de delitos de esclavitud moderna, como se denomina. Se tiene la esclavitud, propiamente dicha, la servidumbre y el trabajo forzoso. La norma los condena, pero no establece los límites. Quiere decir que esa ausencia normativa debe ser llenada por la judicatura y, obviamente, por la doctrina que se tiene al respecto.
Los órganos de menor jerarquía, tanto del Ministerio Público como del Poder Judicial, precisan mayor dominio y comprensión cabal entre una y otra figura delictiva. Es menester profundizar los conocimientos que les permitan sancionar adecuadamente estas conductas que son sumamente graves. El Perú es firmante de un tratado internacional en el cual se debe perseguir y sancionar este tipo de delitos. Sin embargo, muy pocos hacen referencia a la normativa internacional que sirve de base a la normativa nacional, porque esta es, básicamente, calco y copia de lo que se ha acordado en tratados internacionales.
No se suele tomar referencia de los casos resueltos por la Corte Interamericana de Derechos Humanos como, por ejemplo, Campos Algodoneros y Hacienda Verde; el primero en México, y el segundo en Brasil. O las sentencias del Tribunal Internacional Penal para los crímenes de lesa humanidad cometidos en Ruanda, Yugoslavia, en que también se ha incurrido en este tipo de inconductas penales.
¿Por qué ocurre?
La respuesta es que tenemos jueces y fiscales que tienen que ser ‘todistas’. No solamente ven un determinado tipo de delito, sino tienen que verlos todos. De ahí que sea necesario reforzar la política, desde las más altas esferas, de capacitar permanentemente a quienes trabajan en el Poder Judicial y en el Ministerio Público, para profundizar y dominar estos temas.
Repito, uno de los grandes problemas que tenemos es que acá se tiene que resolver de todo; y eso hace que, precisamente, en casos tan delicados, no se haga el suficiente análisis. Ello no va a ayudar en gran medida, toda vez que no existe en la norma la diferenciación entre la intensidad de la afectación a la libertad personal, como es en el caso de la esclavitud –que es del más alto nivel–; el trabajo forzoso, que vendría a ser el tercer nivel; y el segundo nivel que es la servidumbre.
Y, obviamente, todo esto está mezclado con el tema de trata de personas, que también es una materia sumamente importante, y sobre la cual corresponde capacitar. Para reforzar, a quienes han sido capacitados; y a quienes ingresan (a ser operadores de justicia), para que tengan un mejor conocimiento. Porque, finalmente, quienes aplicamos la ley para impartir justicia, debemos tener profundos conocimientos que permitan una resolución justa en derecho.
¿Hay proporcionalidad entre la gran cantidad de casos denunciados por trata de personas y la judicialización de estos?
La pregunta es buena, y la respuesta, terrible. No existe proporcionalidad entre el número de casos que realmente ocurren (trata de personas) y los que finalmente llegan a conocimiento del Poder Judicial. Vamos a decir, de mil casos, uno. En la Fiscalía existe una notable dama en el Distrito Fiscal de Loreto – Ministerio Público, Paola Hitcher, que trabaja denodadamente en esto; pero es ella y un pequeño grupo para toda la región Loreto, que es enorme; entonces, no se da abasto.