Los investigadores del mundo animal nos revelan la vida de muchas especies, en cuanto a tomar sus medidas respecto a dónde vivir y alimentarse conforme se vayan presentando las estaciones climatológicas del año. En general podemos decir que hay especies que previenen la etapa donde no habrá mucho alimento para recolectar o cazar, y es cuando se dedican a guardar una parte de sus consumo, para tener con qué alimentarse en la temporada de la escases. Vale decir que se trata de un plan de vida, podría decirse, y hasta podemos pensar que se trata de una agenda de actividades para prevenir ante la llegada de tiempos malos.
Nosotros los humanos también adoptamos medidas de prevención, por supuesto que sí, si no, cuántas situaciones terribles se hubieran presentado. Pero, no se puede generalizar, no todos actuamos con responsabilidad frente a las medidas de prevención. En este punto sí resultaría positivo generalizar, decir que todos somos personas que tenemos clara una cultura de prevención, pero, lamentablemente no es así. La realidad, los hechos que suceden nos llevan a aceptar que nos falta mucho en ese tema. Y de pensar que está directamente relacionado con nuestra tranquilidad, con nuestra vida, con la seguridad familiar.
Todo este comentario a propósito que el servicio hidrográfico de nuestro país con sede en Loreto, está advirtiendo que las cuencas de los ríos Huallaga, Marañon y Ucayali, están al borde de la alerta roja, a un paso de la etapa de creciente que se torna peligroso, para empezar por los pueblos que se vuelven vulnerables al estar ubicados en orillas que tienen estructuras de suelos que se desbarrancan. Y eso no es novedad, viene de décadas y décadas. Por poner una muestra, el pueblo de Maypuco, capital del distrito de Urarinas, a orillas del río Marañón, no es el mismo del año 1995, su orilla de ese entonces estaba a unas cinco cuadras de su plaza y donde se ubica el local municipal, que ya debe haber sido reubicado.
En esa época, recordamos claramente que Defensa Civil orientaba que el pueblo debe reubicarse hacia una zona conocida como El Topal, que es un sector de tipo de suelos que no se vería afectado por desbarrancamientos, pero nadie quería escuchar nada, hasta que la furia de la corriente empezó a llevarse de trozo en trozo las orillas, y a la mala hacer que los pobladores se reubiquen. Algo similar pasa en San Lorenzo, la gente conoce el peligro, pero no se quieren reubicar, hasta el local de una federación indígena está a pocos metros del borde del río, y si el Marañón viene con toda su furia en modo de crecimiento, y tendría como resultado personas heridas y hasta se podría lamentar la pérdida de vidas.
Podríamos tener una larga lista, entre ellas, enumerar a la localidad de Santa Rita de Castilla que se encuentra también a la orilla de las aguas del río Marañón, también ya son varias santas ritas de castilla, ya que a lo largo de los años han tenido que estar moviéndose hacia lugares más distantes. En uno de nuestros viajes, una moradora nos comentaba los procesos de reubicación que han sufrido, porque no solo es decir trasládese allá, sino que pasa por el desarmado de la casa y el costo que ello implica, aunque el apoyo entre vecinos ha superado momentos complejos. Entonces tenemos una lista de lecciones aprendidas. Por lo que, en la lógica de la prevención no tendría por qué volver a pasar, pero pasa.
Si lo vemos rápido, podremos llegar a la conclusión que mucha gente pese a las orientaciones prefiere vivir al borde del peligro por una falta de conciencia preventiva y que ponen como motivaciones que necesitan estar cerca de la orilla, por la llegada de las lanchas y otras embarcaciones. Sin embargo, vemos que son solo pretextos, porque existen modelos de pueblos que sí previenen, uno es el caso del pueblo de Tierra Blanca que ha decidido hace muchos años ubicarse en la parte más de altura, y no tienen ningún problema siguen en su lugar distante unos 5 minutos en motocarro desde el puerto. Algo similar vimos en un pueblo del río Tapiche, donde el pueblo se ubicó en el centro de la isla. Son situaciones que se tienen que evaluar y las recomendaciones de las autoridades de Defensa Civil, deben acatarse y los gobernantes de turno deben ponerse firmes y hacer que se cumpla. Si no, ya está viniendo con fuerza la creciente, que sería fuera de lo normal acostumbrado, y todo el drama encima, que se hubiera podido evitar.