Por: Ing. César Calderón Vela
Reg. CIP. N°32486
Este artículo trata de recordar nuestra historia para entender que el país vecino del Sur, siempre nos sacó ventaja con muchas argucias al desconocer sus tratados, considerándose que es un país que nunca pierde, lo aseguro así el presidente chileno Sebastián Piñera advirtiendo que un fallo adverso a Chile en el “Tribunal Internacional de La Haya”, a consecuencia de la demanda impuesta por Perú para establecer el límite marítimo, perjudicaría al país de Bolivia. En su entrevista al diario “La Tercera”, Piñera recordó que “Chile le ha ofrecido a Bolivia otorgarle autonomía en un enclave territorial en la zona fronteriza (chileno-peruana)”, donde ellos puedan desarrollar un puerto, un balneario, pero sin ceder soberanía. “Pero si Chile llega a tener un resultado adverso en La Haya eso se hace prácticamente imposible”, aseveró el presidente chileno.
El equipo jurídico chileno expuso ante la corte Internacional de Justicia de la Haya que los límites marítimos con Perú fueron establecidos en tratados firmados entre 1952 y 1969 y presentaron como pruebas láminas y textos escolares de la década de 1980, cuyos mapas definen al paralelo del hito N° 01 como punto fronterizo, precisó que los mapas incluidos en este material de exposición contaron con la aprobación del Ministerio de Relaciones Exteriores Peruanas y “tienen un alto valor probatorio”, los mapas además confirman la posición de Chile y contradicen rotundamente el argumento que Perú presenta ante la Corte.
La causa del Perú en esta Corte estriba en que el límite marítimo no ha sido delimitado y que en ausencia de tal delimitación esa frontera tiene que ser determinada por la Corte del Tribunal de la Haya, por lo tanto Chile “no ha logrado demostrar ni dónde ni cuándo quedó establecido el límite marítimo que esa parte alega”.
En 1952, tanto Perú, como Chile y Ecuador firmaron la Declaración de Santiago, los tres estados proclamaron su jurisdicción hasta una distancia mínima de 200 millas de sus costas. “La Declaración de Santiago” nada tenía que ver con las fronteras laterales. A partir de entonces los tres países encabezaron una intensa campaña internacional para que el resto de países del mundo aceptaran dicha tesis como norma de derecho internacional.
La controversia entre el Perú y Chile está referida a la delimitación del límite entre las zonas marítimas de los dos Estados en el Océano Pacífico, que comienza en un punto en la costa denominado “Concordia” conforme al Tratado del 3 de Junio de 1929. Las zonas marítimas entre el Perú y Chile nunca han sido delimitadas ni por acuerdo ni de alguna otra forma. El Perú, consiguientemente, sostiene que la delimitación deberá ser determinada por la Corte conforme al derecho internacional.
Sin embargo, Chile sostiene que ambos Estados han acordado una delimitación marítima que comienza en la costa y continúa a lo largo de un paralelo de latitud.
Desde los años ochenta, el Perú ha intentado consistentemente negociar las diversas cuestiones incluidas en esta controversia, pero ha encontrado la constante negativa chilena al entrar en negociaciones.
Tratado de Lima – 1929 conocido también como Tratado Rada y Gamio – Figueroa Larraín, es un acuerdo dado el 3 de Junio de 1929 en la ciudad de Lima entre Chile y Perú, que puso fin a la controversia de la soberanía de las provincias de Tacna y Arica. Según el tratado, la Provincia de Tacna se reincorporaba al Perú, en tanto que la de Arica quedaba en poder de Chile, comprometiéndose este último a pagar al Perú una indemnización de seis millones de dólares estadounidenses. Fija además la línea de la Concordia como el límite fronterizo terrestre entre ambos países y las servidumbres a favor del Perú en Arica como el Muelle peruano de Arica y el ferrocarril Tacna-Arica.
Línea de la Concordia es el nombre dado a la frontera entre Chile y Perú, fijada por medio del Tratado de Lima de 1929, que estableció el retorno de parte de la Provincia de Tacna al Perú y la permanencia de la Provincia de Arica en Chile.
En su punto inicial, Chile y Perú manifiestan diferencias. Para Chile, se inicia a 323,54 m de la costa, en el Hito 1. Para el Perú, se inicia en el Punto Concordia, a 264,50 m del Hito 1. Esta diferencia sobre límites terrestres se ha detallado en la controversia de delimitación marítima entre Chile y el Perú.
Demostrando una vez más lo peligroso que es suscribir acuerdos con Chile, este país desconoció en la Corte Internacional de Justicia de La Haya el Tratado de 1929 al señalar que el Punto Concordia no es el inicio de la frontera terrestre entre ambos países. Lo grave es que, desconoció el Punto Concordia como inicio de la frontera y mintió a la corte argumentando que ese punto, situado en la orilla del mar, no es el punto donde comienza la frontera terrestre. Ya en toda su argumentación anterior Chile evitó decir a la corte dónde está el punto Concordia e incurrió en una práctica fraudulenta grave al borrar ese punto del mapa que define la frontera terrestre entre el Perú y Chile.
El 05 de Abril del presente año se cumplió 134 años de la declaratoria de la guerra con Chile, las causas de esta conflagración debemos escudriñarlas antes de esta vil acción. Examinarlas a la luz de la historia y desde un enfoque objetivo, sin el olvido ni la indiferencia, este fallo de la Haya puede provocar nuevamente errores nacionales, ya que arrastra las fibras más sensibles de nuestra heredad nacional.
Jorge Basadre en su obra Historia de la República del Perú, hace referencia de este país – Chile tras el acto fallido de España por recuperar sus colonias tomó la decisión de adquirir dos buques de guerra el Cochrane y Blanco Encalada para así asegurar sus puertos, tener una hegemonía marítima en América del Sur y en el ámbito social su población tenían una noción de “nación” más desarrollada que del Perú. Esta disparidad hizo evidente el resultado final que fue una derrota que nos llevó a la bancarrota extrema, nuestras industrias paralizadas, nuestro territorio cercenado y mutilado, con ello la pérdida del salitre, sin posibilidad de hacer relaciones comerciales con el exterior por el temor del embargo a raíz del incumplimiento a los empréstitos y con una crisis social profunda: adicionalmente, su población sin el amor a nuestra patria y con un sentimiento de inferioridad, de pesimismo y de desconfianza entre nuestros propios compatriotas, por la clase política de ese entonces.
Mariano I. Prado asumió el gobierno el 2 de Agosto de 1876 en la más pacífica y democrática de las transmisiones efectuadas después de las elecciones convocadas por Manuel Pardo, quien fuera vilmente asesinado el 16 de Noviembre de 1878, cuando ejercía la presidencia del Senado. La interrupción de su periodo presidencial por la conspiración de Nicolás de Piérola tuvo la gravedad de haber sido perpetrada en plena guerra con Chile, después de fabricar la infamia y engañar que Mariano I. Prado viajó a Europa a vivir con el dinero de todos los peruanos, esto después quedó desacreditada a la luz de los históricos acontecimientos, cuando después se supo que lograron mandar a construir dos cruceros: “Diógenes” y “Sócrates” en los astilleros de Kiel, Alemania. Los mandaron a construir bajo bandera griega para despistar a los agentes chilenos que recorrían Europa. De Kiel debía enrumbar a Inglaterra y de ahí rumbo al Pacífico. Desafortunadamente, estos buques no pudieron llegar durante la guerra, ya que al ser conducidos a Inglaterra para que se les montara la artillería, el gobierno de ese país no permitió su zarpe, aduciendo neutralidad en el conflicto. Finalmente, solo el “Sócrates”, con el nombre de “Lima” llegó al Callao el 31 de Agosto de 1889. El Diógenes fue embargado por el gobierno inglés como pago por los gastos derivados de la estadía en puerto de ambas unidades.
Es pues de justicia reivindicar la memoria de Mariano I. Prado vilmente mancillada por un cuestionado personaje como Nicolás de Piérola, ambicioso e intrigante y comprobadamente incurso en corrupción, fue además el que ocasionó la debacle de Miraflores de la que después de licenciar al ejército peruano se fugó por Canto Grande favoreciendo a los intereses de Chile en la guerra de 1879 en sociedad con Miguel Iglesias, el autor y propiciador de la rendición incondicional ante los chilenos y firmante del descabellado Tratado de Ancón con el que entregó Arica y Tarapacá.
Todos los peruanos tenemos que ser partícipes activos de esta demanda y brindarle el sentido histórico y de justicia que la amerita, del mismo modo señalar que el fallo deberá hacerse público antes de culminar este año 2013.
Señores peruanos, con mucho respeto , les aconsejo pensar bien las estrategias antes de actuar. Ud. ya tienen demasiada experiencia respecto de una guerra que a nadie beneficia.
Los chilenos, es cierto que hemos comprado gran cantidad de armamento y muy sofisticado, adecuado para defender la soberanía. Siempre hemos considerado, y ustedes lo saben muy bien, que un conflicto sería con tres paises a la vez: con Argentina, con Bolivia y con ustedes al mismo tiempo.
En 1879 pensaron que unidos a Bolivia nos vencerían, se equivocaron. Quizas hoy piensan que entre los tres paises unidos, nos puedan derrotar; les aseguro, no será así. Los chilenos queremos nuestro país, estamos orgullosos de pertenecer a El y, si fuese necesario, dispuestos a dar la vida.
Perdieron la provincia de Tarapacá por meterse en una guerra que no les correspondía, westa vez son ustedes los instigadores. Chile si así lo requieren las circunstancias llegará hata Lima nuevamente, por el norte; hasta Buenos Aires por el centro y, no ingresariamos a Bolivia porque no queremos hacerle más daño del que ellos mismos se han hecho en toda su historia.
Por ultimo, sin animo de atacar, somos un pueblo guerrero, llevamos en la sangre la ferosidad de los araucanos.
No busquen una confrontación belica, ya que a nadie beneficia, crescamos juntos y desarrollemonos en paz. Todo esto contando con el veredicto de la Haya, siendo favorable o adverso para ud.
Me despido, diciendoles que los admiro, por su cuktura, su alegría y su sufrimiento por la perdida de territorio.