Por lo menos en el centro de Iquitos se pudo ver un cierre de campaña de respeto entre los simpatizantes tanto de la candidata Keiko Fujimori como del candidato Pedro Castillo, cada cual centrándose en lo suyo.
En realidad, la pandemia y sus restricciones han logrado que nuestras calles no se vean demasiado interrumpidas por un acto de votación que debería agotar el cómo harán que sus propuestas se hagan realidad de llegar a ser gobierno.
Los candidatos nos han dado un listado de lo que desean hacer, pero no han profundizado en la ruta a seguir para que ello se cumpla, tampoco que implicaría para los desde ya disminuidos recursos del Estado, en el afán de buscar que los anuncios se cumplan.
Hemos vivido varios procesos electorales y en nuestro país existe una cultura de alegrarnos por los anuncios y cuando estos no se cumplen simple y llanamente aquí no pasó nada, no somos capaces de reaccionar en el marco de la ciudadanía organizada para decir basta y cumplan con sus ofrecimientos o de lo contrario renuncien.
Ninguno de los candidatos se ha interesado en ver la forma de explicar a la población de cómo lograrán que sus anuncios electorales lleguen a concretarse a favor de cada uno de los habitantes de nuestro país.
Y decíamos que hemos sido testigos de varias campañas electorales a la presidencia de la República cuando los votos se inclinaban hacia el que hablaba poético, al que hablaba bonito, hacia el más carismático, hacia los que regalan cosas materiales, etc.
Curiosamente al que nos dice la verdad le damos la espalda, al mesurado que ofrece sensatamente, también le miramos con poca simpatía, por lo que se espera que en estas aproximadas 48 horas que faltan para los comicios electorales, pensemos no solo en quién ganará, sino en el cómo aportaremos hoy más que nunca por nuestra patria.