Por: Luís Roldán Ríos Córdova rioscordova2010@hotmail.com
La formación en alternancia es una alternativa de educación que responde a los retos y necesidades propios del medio rural. Esta modalidad de educación busca promover el desarrollo de la productividad asociado a la educación que reciben los jóvenes estudiantes en los llamados Centros Rurales de Formación en Alternancia (CRFA) a través de la directa participación de los egresados, quienes deben posicionarse en sus comunidades para ser actores de la producción y el valor agregado de los recursos naturales, lo cual tiene gran potencial para los bionegocios.
Esta modalidad de educación secundaria en alternancia, reconocida en el artículo 83 del Reglamento de EBR de la ley 028044, Ley General de Educación, tiende a satisfacer la necesidad de los jóvenes del medio rural de contar con instituciones educativas acordes a las características del medio y a las necesidades del poblador en respuesta al comportamiento y a la dinámica de una economía que no han resuelto su problema, de tal suerte que la educación en alternancia se aproxima a la educación ideal para el medio rural de Loreto. Esta modalidad pretende preparar a los jóvenes del medio para que al término de su secundaria esté capacitado para generar su propio empleo sin sentir la necesidad de emigrar a las ciudades, muchas veces para terminar en nada.
En nuestra región, los CRFA se inician cuando el Ministerio de Educación el 2004 pone a funcionar el primero de ellos ubicado en Yarina Isla, río Napo, distrito de Mazán. A partir del 2007, el presidente de la región, Lic. Iván Vásquez Valera, le da el impulso que necesita gestionando la cooperación internacional, logrando el 2009 poner en funcionamiento siete CRFA, y el 2010 tres más; actualmente tenemos funcionando en la región once CRFA, tres de ellos gracias a un Convenio entre el Gobierno Regional de Loreto y el Fondo Ítalo-Peruano y los ocho restantes con el decidido apoyo de la Dirección Regional de Educación y del Gobierno Regional.
El clima, las características del bosque, sumados a la gran extensión de nuestro territorio amazónico, siempre ha dificultado la eficacia de la escuela pública rural, expresado en un permanente fracaso de la secundaria tradicional que no le sirve para nada al alumno egresado, terminando por decepcionar a padres y estudiantes, propiciando deserciones favorecidas, como repito, por la ineficacia del sistema educativo más diseñada para las ciudades que para las aspiraciones de los pobladores del campo.
Los Centros Rurales de Formación en Alternancia cuentan con infraestructura que funciona como casa-vivienda para niños y niñas, tiene comedor, dormitorios, servicios higiénicos y otras asistencias, así como áreas verdes para el sembrío de hortalizas, crianza de aves y estanques para la siembra y manejo de la crianza de peces, todo, como parte de su formación educativa para la producción. Funciona casi con las características de un internado favoreciendo a los alumnos que viven muy lejos del Centro Rural, evitando el traslado diario de su casa a la escuela y viceversa.
Es también edificante el entusiasmo de los padres, quienes brindan su apoyo preocupándose por abastecer con leña o carbón, agua, fariña, pescado seco, carne del monte, plátano, yuca, etc.
Los alumnos de los CRFA encuentran en esta modalidad un lugar donde estudiar sin desligarse del hogar paterno por mucho tiempo, por distante que se encuentre en relación a su morada, pues, durante medio mes está en las aulas adquiriendo conocimientos teóricos y prácticos de acuerdo al diseño curricular y al proyecto de la institución; los otros quince días, retorna a su hogar llevando conocimientos adquiridos para compartir con sus padres, mientras los profesores revisan, reformulan, verifican el aprendizaje del alumno en el campo a través del resultado del trabajo que han hecho en los primeros quince días, hecho que les permite adquirir conocimientos teórico-prácticos para la productividad mediante una formación técnica, humana y cultural manteniendo el calor de hogar, su identidad, su moral y sus costumbres, dado que la educación en alternancia es regular y permanente.
No está demás reconocer que esta modalidad educativa es una gran oportunidad para que padres e hijos complementen conocimientos de modo que ambos aprendan más, no sólo a manejar los recursos que posee y que cultiva, sino a darle usufructo sostenible, con el agregado de estar capacitados en la adecuada comercialización de lo que producen para que él mismo sea el gestor de su empresa.
Los centros rurales de educación en alternancia cuentan con profesionales de la educación formados especialmente en la Pedagogía de la Alternancia, capacitados para dedicarse a tiempo completo acompañando a los alumnos en todas las etapas de su formación académica y agro-productiva, para lo cual se exige a los profesores encuadrarse en un perfil propio y especial para la educación en alternancia.
Lo que queda es que el gobierno regional con el apoyo del Estado avance en cubrir las necesidades educativas en todo el ámbito rural de la región bajo esta modalidad y que las UGEL se involucren más y mejor de lo que lo están haciendo, en el marco de su competencia, apoyando el fortalecimiento de los CRFA, proporcionándoles docentes capacitados en esa modalidad, incrementando el acceso de los estudiantes del ámbito rural en este modelo que le ofrece inmejorable opción de cambio, es decir, una educación con sentido, una educación que le dice para qué sirve.