CENTRO REGIONAL DE TECNOLOGÍA APROPIADA (CRETA): 17 AÑOS CONTRIBUYENDO CON EL DESARROLLO SOSTENIBLE DE LA REGION AMAZÓNICA.

En una oportunidad, en el café de Pedrito, un señor insistía en vender un producto preparado con una planta cultivada en los andes peruanos. Ofertaba a los parroquianos de ese tradicional local, como la panacea para curar todas las enfermedades, hasta la pobreza, decía. Lo cierto es que el vendedor no convencía a los potenciales compradores, porque su estado de salud era deprimente. Además que casi todos los que lo escuchaban estaban, como, siempre, misios y también eran expertos vendedores, especialmente de ilusiones (músicos o cuentistas). Tanta era la insistencia del amigo vendedor, que uno de ellos, entrado en años y con cualquier cantidad de canas, le dijo: mira amigo, yo he tomado dos veces ese producto llamado maca, y ahora estoy como palo de gallinero transgénico, le dijo el potencial comprador.  Con esto el pobre vendedor se fue. Por eso, los paquetes tecnológicos que ofertemos al público en general, tienen que tener una validación, sino comunal,  individual.  Eso es lo que pasó con mi compadre del alma con un producto fabricado por CRETA y que lo validó en su propio cuerpo, por supuesto con las supervisión y toma de datos del suscrito y ahora lo proclama a todos sus amigos, en casi silencio. Cada vez que visitaba a Manuel, mi cumpa de barrio, lo veía que se movía en su silla como si algo le mordía en el orificio anal, y torcía su boca con un tremendo  gesto de dolor. Cada visita  esta actitud era conmovedora e incómoda para mí. La cosa se iba agravando porque ya no se sentaba bien en la silla, sino con un pedazo de glúteo y otra vez el gesto de dolor. Como estas cosas son íntimas, no le preguntaba, hasta que un día me animé y le dije: compadre, qué tienes, tal vez shicuacua; me miró medio rabiando y me contestó, no j..compadre, lo que tengo es almorrana, pero, cállate, no cuentes a nadie. Yo, le contesté, entonces, que conocía un remedio que había aliviado a un amigo que le gustaba el trago y el ají y que lo habían llevado al sitio donde lo fabricaban. Lo llevé hasta la calle Borja 495, en el distrito de Punchana, donde funciona la oficina de comercialización del Centro Regional de Tecnología Apropiada y consultamos si tenían la pomada milagrosa que utilizó mi amigo para aliviarse. El Ingeniero Omar Arévalo, heredero de uno de los socios fundadores (Eduardo Arévalo que en paz descanse) y la señora Chelita Cuéllar,  atendieron en privado a mi compadre y le vendieron un  frasquito de una pomada parecido a un gel, preparado con plantas de la Amazonía peruana. En el monitoreo que le hice a mi compadre durante siete días, lo vi más tranquilo, menos incómodo, y hoy conversamos sin esa mueca de dolor y bien sentado en su silla preferida. Compadre, me dice, esa pomada es milagrosa, han transcurrido seis meses y ya no tengo ese fastidio, me ha curado mi hemorroides, culmina el comentario. No cuentes a nadie que tuve esa enfermedad. Yo le aseguré que no iba a hablar de eso, pero para contribuir con el público, mejor lo escribo como servicio a la comunidad. Como esta pomada, los amigos de CRETA vienen elaborando desde hace 17 años (su fundación fue el 30 de mayo de 1994) productos que son validados por los mismos fabricantes y por los consumidores, como en este caso de mi compadre. Los profesionales y técnicos de CRETA han incursionado, también,  en la confección de hermosas  artesanías con material de la región, de jabones para el siso, la caracha, etc, y con olor, colonias para estar bien perfumados y perfumadas, medicinas con elementos naturales, cursos de capacitación en diferentes áreas y con variado público de todas las sangres con alianzas estratégicas con diferentes instituciones estatales y no gubernamentales. Y, muchas cosas más con la participación de la sabiduría de los pobladores de lo  más profundo de la Amazonía con tecnología apropiada para diferentes asuntos. Y, por supuesto, con una distribución justa del beneficio y sin apropiarse de la sabiduría de nuestros hermanos ribereños.

Durante estos 17 años de funcionamiento de CRETA, a pesar de las dificultades,  por ser independientes y transparentes, han contribuido poco a poco con mejorar el nivel de vida de cientos de pobladores de diferentes áreas de la región Loreto y estoy seguro que continuarán en la brega de este proceso de aportar un granito de arena para el desarrollo sostenible de este hermoso valle en que vivimos, conservando la naturaleza, pero, sin dejar de lado la generación de riqueza en los pobladores y demostrando que sí contamos con excelente material humano que puede manejar bien la biodiversidad y sus innovaciones para hacer empresas de bionegocios, como lo afirma el gerente de la empresa loretana Amazon Business & Consulting. Esperamos que las autoridades apoyen este tipo de iniciativas no sólo de CRETA, sino de otras empresas independientes,  consultoras y funcionales para construir una verdadera región productiva. Felicitaciones, pues, a estos amigos que, con  el legado de don Eduardo, van camino a la prosperidad justa y armoniosa. Ya estaremos ahí, el lunes 30 de mayo,  ahí celebrando con el dale dale con la crema de inchicucho. Y, por supuesto, con un coctail de chuchuhuasa con hielo.