Castilla Vs. Bolívar

Por: Augusto  “Tito”  Rodríguez  Linares
CPP  –  FPP

Para comenzar, estamos convencidos que muchos de los acontecimientos que tuvieron como escenario nuestra ciudad no fueron obras de autoridades nacidas en esta localidad, sino que son el fruto de la desinformación y el figuretismo de personajes que no sabemos si por interés o mala información nos han endilgado sachacuy por cuy (por no usar eso del gato y la liebre).

Podríamos  citar muchísimos casos, pero por hoy vamos a referirnos al de Castilla y Bolívar, donde este último ha reemplazado al Gran Mariscal en el sitio que históricamente le corresponde. Posiblemente sea obra de una autoridad, porque alguien que no tenga esta investidura no podría hacer lo que se hizo, aleccionado por la admiración que despertó Hugo Chávez, ya fallecido militar presidente de Venezuela, colocando la estatua de Simón Bolívar sobre el pedestal  donde permaneció muchos años el insigne Mariscal don Ramón Castilla y Marquesado, a quién Iquitos le debe su existencia, porque fue este gran militar peruano, cuando ejerció la Presidencia del Perú,  el que dispuso la construcción de los barcos en Inglaterra que dieron origen a la fundación de nuestra ciudad y que impulsó diversas obras en pro de nuestro desarrollo, como la historia nos hizo conocer.

En agradecimiento a ese gesto del gobernante, la ciudad de Iquitos honró su memoria erigiéndole un monumento en el malecón como guardián y protector eterno de esta capital amazónica. Por su vera pasaron desfiles militares y alegóricos y era un sitio de atracción en la que la pituquería local llama zona monumental de la ciudad.

Épocas brillantes que han quedado en algunas fotos y en los recuerdos de la gente de antaño que aún  sobrevive. Sin embargo, bajo el adagio que nada es eterno en la vida, llegó la destrucción del Malecón por obra de nuestro furioso Amazonas que comenzó a devorar el malecón, haciendo que fracasen todos los intentos de defensa ribereña. El monumento de Castilla estuvo en peligro. Hay que protegerlo llevándolo a un lugar más seguro.

El Alcalde Jorge Luis Donayre, un gran iquiteño, dispuso la construcción de la plazuela Castilla en la primera cuadra de la calle Atahualpa, ex Sachachorro. Ahí permaneció algunos años, pero Joaquín Abensur para evitar que los ambulantes siguieran avanzando por el Jr. Próspero, decide ocupar la plaza del Mariscal y construye el local donde alberga a esos comerciantes, haciendo que el adalid de Iquitos sea guardado en el almacén municipal que estaba al frente, mientras se le consigue un lugar.

Al final de la calle Raymondi había un terreno que dejó el viejo muelle de la ciudad y que se utilizaba como mercadillo en algunas oportunidades. Se destinó ese sitio para la plazuela de don Ramón Castilla. Ahí está en estos momentos, rodeado de drogadictos, vagos, homosexuales, parejas de enamorados y de “mantonas” como ocurrió en estos últimos días, mientras que Simón Bolívar, quién nada tuvo que ver con nosotros, muestra su elegancia y su gallardía, con mayor tamaño que nuestro Presidente Castilla, en el lugar que a éste le corresponde en el malecón de antaño, y es ahí a donde concurren las autoridades civiles y militares para diversas celebraciones.

Ese es el pago que le damos a la memoria de un gallardo gobernante que vivió pensando  en la selva, en Iquitos especialmente…? Llama poderosamente la atención esta actitud. Sugerimos devolverle a Castilla a su plazuela original en el Malecón Tarapacá y en aras de la amistad continental y en homenaje a colombianos y venezolanos, ponerle a Bolívar en el lugar donde actualmente está Castilla, claro está después de engalanar el referido parque.