Cuando éramos niños y se echaba agua en carnaval a personas sean vecinos, familiares y hasta a desconocidos, se decía la frase: “carnaval manda y nadie lo demanda”. Quién será el autor de esta frase sentenciadora, lo desconocemos, pero también la utilizamos en nuestras travesuras carnavaleando.
La última vez que pandillamos fue en el carnaval del 2020, en febrero, ya que en marzo por la pandemia por la covid-19 se inició la cuarentena desde la quincena de marzo. Luego pasó todo lo que hemos experimentado en medio de lo que parecía una película de tensión, drama, terror, incertidumbre.
Es que los que nos encerramos en casa vivimos mucha tensión, pero quienes estuvieron en hospitales vivieron el terror de cargar cientos y cientos de cadáveres, de ver morir personas sin poder hacer nada, impotencia, rabia, tristeza; como sacado de una película de terror en vivo que no se terminaba de asimilar.
Tenemos que decir realmente que nuestra forma de ser como amazónicos de la región Loreto, que somos en cierto modo desilientes por naturaleza, nos reponemos rápido, nos adaptamos a las situaciones adversas con resultados positivos. Eso se reflejó en los carnavales del 2021, cuando superando el dolor muchos danzaron al ritmo de las pandilladas, otros tantos como nosotros preferimos la prudencia de evitar aglomeraciones.
La zona baja de Belén fue el sector considerado “más temerario”, que en “manada”, por decirlo con humor, la gente se lanzó a las calles a participar de recorridos con bombo baile, jugando carnaval, pandillando, danzando, gritando, cantando. Hubo temor que luego de quince días muchos enfermos de covid-19 se reportaran de la zona. Eso no pasó, para el anecdotario.
Pero, será que actualmente “carnaval manda y nadie lo demanda”, eso ya no se aplica tanto porque nos hemos educado más y sabemos que tenemos que jugar con quienes juegan, o si vas a inducir al juego a alguien primero tienes que preguntarle si está de acuerdo. Claro que no funciona así en todos los sectores, pero se ha avanzado bastante en términos de respeto a los derechos.
Así hemos llegado al carnaval del 2022 y la comuna de Maynas en su buena intención de cumplir con sus funciones de protección a la ciudadanía ha señalado restricciones en torno a la fiesta del carnaval amazónico, pero no analizaron bien el contexto cultural y ancestral indígena – mestizo de esta celebración, por lo que hubo rechazo casi general. Lo que sí tenemos que tener bien presente es que el cuidado en época de pandemia, es cosa seria. Estamos avisados.