Por: Harlan García del Águila
Cuando las desgracias ambientales acechan al mundo cada vez con más fuerza y bravura, creando desolación en grandes sectores del planeta, incluyendo nuestra Amazonía, donde las inclemencias del tiempo golpean cada año con mayor fuerza y desorden, llegando a sobrepasar los límites ponderados históricos de las grandes crecientes, es cuando se empieza a discutir tanto a nivel local, regional, nacional e internacional buscando soluciones para resolver la cuestión. No obstante, el mundo desarrollado mediante sus científicos, políticos y observadores del tema, vienen reuniéndose hace mucho tiempo en cumbres internacionales, foros nacionales y locales concientizando a la gente que deben cuidar el medio ambiente, economizar el agua, cuidar los bosques, los animales, la vida, porque está en peligro la sobrevivencia en el planeta.
Todos buscan la solución en los que nada tenemos que hacer con lo que está sucediendo con el planeta. ¿Acaso los amazónicos del Perú somos los responsables en este tema? ¿Hemos depredado nuestros bosques para desarrollarnos? Los bosques están allí con un mínimo aprovechado y millones de hectáreas por aprovechar, con aguas dulces a montones que discurren por sus ríos, miles de variedades en plantas, animales, peces, aves, en fin la más extensa biodiversidad animal y vegetal del planeta. La solución está allá, en los países industrializados y que siguen ese camino, sin medir las consecuencias, alertados o no de lo que podría venir, hicieron lo que hicieron y lo siguen haciendo para estar sufriendo todos las consecuencias que hoy pretenden frenar buscando soluciones donde nada tenemos que hacer de lo que está sucediendo con el planeta.
Hoy nos quieren aplastar con sus imposiciones, a tal punto que presionan a nuestro gobierno para que los dueños de estos territorios los podamos hacer uso, pero cada vez con mayores restricciones, de nuestros recursos.
A esto se agrega las organizaciones ambientalistas que vienen con su discurso de terror a amedrentar a los habitantes de nuestras comunidades, manifestándoles que para su bien y el bien de la humanidad deben permanecer como están, aprovechando en lo mínimo los recursos que los rodean.
Nuestras autoridades permanecen inertes, sin reacción igual que nuestras organizaciones ante tamaño atropello. Solo escuchamos los discursos de los interesados de afuera que pretenden hacernos creer que la solución a estos problemas medioambientales está acá y depende de los habitantes de nuestra Amazonía resolverlos, sin reconocer sus responsabilidades de antes y de ahora para que nuestro planeta esté sufriendo las consecuencias del calentamiento global, cuyas consecuencias las sufrimos todos sin excepción.
Nuestras autoridades deben buscar una alternativa económica para nuestra región y que todos lo disfrutemos, poniendo precio a nuestros bosques que suman millones de hectáreas, para negociarlos como servicios medioambientales como los viene haciendo Costa Rica con gran beneficio, igual que otros países. Acá como que fuéramos tontos, nos dejamos aprovechar por los que saben de estos temas, entregamos nuestros bosques a todo aquel vivo que viene como organización ambientalista y solicita grandes extensiones como bosques de conservación para que como organización negocien para ellos los beneficios que debería corresponder a los habitantes de estos territorios.
Hoy el Perú está haciendo el inventario ecológico de la región, las autoridades saben su objetivo y están calladas, cual es, entregar en concesión a privados supuestamente para cuidarlo, no es más que hacer negocios con servicios medioambientales que les dará grandes ingresos económicos, solo con el cuento de estar cuidándolos.
Hay el acuerdo para que las industrias que se instalen en el mundo, repongan lo que malogran, al medio ambiente. Como no pueden sembrar bosques y cosas por el estilo, entregan al Banco Mundial un capital para que lo administre por ellos. Ese fondo se llama BONOS DE CARBONO. Están allí a la espera de proyectos que encajen en sus objetivos, que es el cuidado del medio ambiente.
Es hora de reflexionar, porque nunca será justo que quien posea más, aplaste con sus imposiciones a todo un pueblo que solo tiene para vivir lo que la naturaleza le brinda.
Tengamos también en cuenta a los hombres que moran estas tierras, a quienes sobreviven en base a su trabajo de campo como extractores de los recursos naturales. A ellos debemos, el mundo entero, ofrecerles otras derivaciones económicas que les permita vivir dignamente como lo hacen quienes reclaman la intangibilidad de todo eso que constituye selva, oxígeno y vida.
Efectivamente, el mundo desarrollado después de malograrlo todo con sus ambiciosas aspirciones de desarrollo sin ningun control, quieren encontrar la solucion del calentamiento global en nuestra amazonía. Hoy cada vez es mas restrictivo el aprovechamiento de los recursos naturales amazonicos.