Verdaderas bombas de tiempo y en lugares de extremo peligro se han convertido algunas viviendas donde sus ocupantes, irresponsablemente, acopian materiales inflamables y explosivos que en cualquier momento pueden originar calamidades inmanejables.
Por donde uno vaya encontrará viviendas que guardan unas y almacenan otras, objetos y productos que podrían desencadenar una tragedia en el vecindario.
Las hay desde aquellas viviendas donde se guardan objetos de plástico, papeles y cartones que al no contar con las previsiones de seguridad, serían fáciles detonantes de incontrolables incendios, como que ya se dieron, hasta en el mismo centro de la ciudad.
En la venta de productos altamente inflamables, las entidades correspondientes deberían ser totalmente estrictas al momento de exigir la máxima seguridad en el negocio de venta de aceites para motores que por diversos vínculos entre autoridades y empresarios, burlan estos controles poniendo en peligro la seguridad a la que todos tenemos derecho.
Por otra parte, la presencia instalada de surtidores de gasolina en cualquier parte, debería tener mayor control, haciendo respetar su ubicación, que principalmente no constituya un peligro para los vecinos del sector, exigiendo al mismo tiempo, al momento del expendio del combustible, que los usuarios respeten las disposiciones de seguridad.
Solo queda hacer un seguimiento y detectar viviendas y almacenes que guarden material inflamable y saber si es que cuentan con los requisitos exigidos, caso contrario deberán tomarse las medidas correspondientes.





