24 C
Iquitos
spot_img

Augusto Durand y la revolución de Iquitos de 1921

Date:

Share:

Por: Pol Rivera Dominguez
Politólogo e investigador político

El 5 de agosto de 1921 estalló –desde los cuarteles de la ciudad de Iquitos– la revolución liderada por el capitán Guillermo Cervantes Vásquez, que tuvo a gran parte de la Amazonía peruana como su escenario principal, por un poco más de cinco meses. Su repercusión fue, con todo, internacional.
El historiador loretano Martín Reátegui ha investigado recientemente, y con mucho detalle, la evolución de este hito revolucionario en su libro Guerra en la Montaña (2021), publicado a propósito de conmemorarse su primer centenario. En otro espacio he realizado un comentario sobre su contenido, permitiéndome ahora ofrecer un aporte al entendimiento de esta gesta loretana, desde uno de los personajes que es frecuentemente mencionado y a quien le sigo los pasos desde hace ya varios años, el caudillo huanuqueño Nicolás Augusto Durand Fernández-Maldonado, jefe del Partido Liberal en la República Aristocrática.
En realidad, este es un texto dirigido a Samuel Torres Videla, llamado también el cronista de la revolución de Iquitos de 1921, cuyas valoraciones sobre la revolución fueron hechas no solo desde su testimonio in situ, sino también con las limitaciones humanas que solo el tiempo es capaz de superar. Aquí pretendo entonces, en honor a la verdad y con las limitaciones que me asisten, esclarecer los juicios que sobre el mencionado caudillo huanuqueño pudo establecer el principal cronista de la hazaña loretana.
En su La revolución de Iquitos, publicado un año después de reprimida la revolución, desde la ciudad brasileña de Belem do Pará, Samuel Torres Videla sostiene que los revolucionarios iquiteños esperaban la adhesión de los habitantes de la sierra y la costa del país, en buena medida como consecuencia del respaldo que dieran a los revolucionarios los principales caudillos políticos y militares nacionales, con el fin de derrocar el régimen de Augusto B. Leguía. Entre estos caudillos se mencionan al coronel Óscar Benavides y al liberal Augusto Durand.
A lo largo de su texto, Torres Videla mantiene un tono de acusación y decepción cuando los menciona, pues el éxito de la revolución estaba, en gran parte, relacionada al involucramiento de los caudillos nacionales. Pero, ¿Realmente Augusto Durand no se involucró? ¿Cuál fue su paradero durante los cinco meses de la revolución? Veamos.
El 4 de julio de 1919, cuando Leguía dio su golpe de Estado, Augusto Durand ya había sido herido en su propiedad de Punta la Esperanza, en la localidad huanuqueña de Chinchao, el 19 de abril del mismo año. Entre los inculpados se encontró a Luis G. Rivera Yábar, un personaje ligado al leguiísmo y que llegaría a ser “elegido” alcalde de Huánuco en 1921. En septiembre de 1919, Augusto Durand y su hermano Juan –quien fuera su lugarteniente y hombre de confianza– fueron deportados a Estados Unidos por el régimen de Leguía. Es desde ese momento que los hermanos Durand –desde el exilio– establecen contacto con Iquitos, en su búsqueda de aliados para derrocar a Leguía.
Por una correspondencia de Juan Durand, desde New York, dirigida a Pablo Zumaeta, ubicado en Iquitos, del 11 de noviembre de 1919, sabemos que aquél buscó saber la postura de Loreto sobre la dictadura de Leguía, además de tratar de persuadirlo de oponerse a dicho régimen. Menciona que su hermano Augusto saldría de New York en ocho días –¿el 19 de noviembre?– con rumbo al sur, Buenos Aires, Valparaíso, Arica y La Paz, pues lo llamaban insistentemente. Mientras que él se enrumbaría escalonadamente a Guayaquil, en unos cuarenta días o más, por lo que esperaba recibir una o dos respuestas de Pablo Zumaeta. Finalmente, se despide, sin antes enviar sus saludos a su amigo Julio C. Arana.
Para cuando la mencionada carta se publicó, el 20 de marzo de 1920, en el Semanario El Obrero de Huánuco, ya se había promulgado la Constitución de la Patria Nueva el 18 de enero de ese año. ¿Llegó a recibir Pablo Zumaeta la carta? No lo sabemos. Pero, sí sabemos que fue cierto el anuncio hecho por Juan Durand de que su hermano Augusto viajaría al sur, pues el 1 de septiembre de 1920, el diario El Comercio informó que Augusto Durand trató de ingresar al territorio nacional por el Callao, procedente de Valparaíso con el vapor El Ebro. Sin embargo, el intendente del Callao, Enrique Benavides, y fuerzas de la policía, le impidieron su ingreso por mandato gubernamental. Se informó que Augusto Durand decidió continuar a New York, que era el destino del vapor.
Paralelamente, antes de que se constituyera en Guayaquil el Comité Central Revolucionario del Perú, que fue –en palabras del historiador Reátegui– la principal red política nacional conspirativa de la revolución iquiteña y a la que Augusto Durand llegó a pertenecer; su presidente, el coronel Óscar Benavides, ostentaba el puesto consular en Roma, Italia, al cual renunció el 20 de diciembre de 1920 para dirigirse a Lima, tras enterarse del golpe de Estado de Leguía. Al llegar al país, su destino fue, como muchos de los opositores leguiístas, el arresto y la deportación, siendo enviado rumbo a Australia el 3 de mayo de 1921. Con todo, en el transcurso Benavides encabezó un motín que obligó al barco a cambiar su ruta a Costa Rica, desde donde se trasladaron a Panamá y luego a Guayaquil, donde se concentraron los opositores de Leguía. Bajo esas condiciones se formó el Comité Central Revolucionario en Guayaquil y algunos meses después estallaría la revolución en Iquitos.
Mientras tanto, tras ser expulsado a Estados Unidos en septiembre de 1920, se vuelve a tener noticias del paradero de Augusto Durand, esta vez gracias a una carta enviada el 8 de noviembre de 1921 por el teniente César A. Velarde, uno de los revolucionarios, en el que informa – gracias a un telegrama interceptado– que Leguía ordenó: sofocar la revolución de Durand en el sur”, como efectivamente sucedió. Teniendo entonces que, tras llegar a Estados Unidos, si es que llegó, Durand se trasladó nuevamente al sur para continuar con la revolución.
Así pues, el 22 de noviembre de 1921, el periódico El Espectador de Huánuco informó que Juan y Augusto Durand se encontraban en Bolivia aprisionados y sentenciados a muerte por el Consejo de Guerra de ese país, tras haber sido descubiertos conspirando contra el gobierno del conservador Bautista Saavedra. No obstante, según el mismo diario, el gobierno de Leguía habría intervenido por ellos ante el gobierno de Saavedra para que su pena sea conmutada por el destierro; lo que al final ocurrió. Junto a ellos fueron expulsados los chilenos Manuel Jesús Lira, Andrés Jarpa y Benjamín Luco, que pertenecían al décimo grupo del Colegio Militar Chileno y que habían sido enviados desde Chile por el gobierno del liberal Arturo Alessandri, con el fin de asestar un golpe de Estado, a los gobiernos conservadores de Saavedra y Leguía. ¿En qué momento Augusto Durand se involucró con la revolución de Iquitos?
Tras ser desterrado de Bolivia por la frontera chilena, Augusto Durand se dirigió a Antofagasta, en Chile, donde, según Edgardo de Noriega, en noviembre de 1921 entabló un acuerdo con jefes de la Armada peruana, con el fin de poner en marcha un plan revolucionario desde el norte del Perú, teniendo a la localidad de Paita, en Piura, como su punto de encuentro. Nos parece que, hasta este punto, Augusto Durand recién pudo ponerse al pendiente de lo que ocurría en Loreto y tomar medidas en ese sentido, cuando las fuerzas de la revolución iquiteña ya estaban siendo diezmadas.
Así pues, tenemos que un anónimo escribió, a inicios de 1922, que Augusto Durand gestionó, por intermedio de un copartidario liberal en Iquitos, Octavio de los Heros, para que el movimiento revolucionario iquiteño se encaminara a su favor. Más adelante, el mismo anónimo escribirá que una comisión fue a la búsqueda de Durand en Pará, pero que éste no habría cumplido su ofrecimiento de esperarlos. La comisión estuvo conformada por Onteré Barba –hermano del Cónsul del Perú en Manaos– y Zenón Cuadros, quien iba a llevar como agente al español Antonio Sánchez.
No obstante, aunque no hay certeza si Augusto Durand pactó dicha reunión en Pará antes o después de enrumbarse a Guayaquil, Edgardo de Noriega anota que en su paso de Antofagasta a Guayaquil “hubo una pérdida e interceptación de cartas que lo dejó algún tiempo desorientado. Pero recibió comunicaciones indicándole que podía continuar sus proyectos y se le avisó que la escuadra llegaría pronto a Paita y con ella una barca, a cuyo bordo estaba uno de sus agentes”. De modo que, encontrándose en un escenario de guerra frente a la dictadura de Leguía, sostenida en gran medida por el Ejército Nacional –hechos los pesos y contrapesos–, Augusto Durand, teniendo el declarado apoyo de los jefes de la Armada peruana, habría optado por ir hacia Guayaquil, en lugar de a Pará.
Según Navarro Cáuper (1921), en mayo de 1922, Augusto Durand se reunió en Guayaquil con Óscar Benavides, Guillermo Cervantes y otros revolucionarios. Con todo, aunque no tenemos información de las conversaciones o acuerdos al que pudo llegar el Comité Revolucionario después de haber sido reprimida la revolución iquiteña y de haber fugado del campo de batalla sus principales líderes; sabemos que, ya sin pertrecho ni un programa que los sostenga en la batalla, intentaron otras estrategias como la intermediación de personajes como José Carlos Mariátegui ante el gobierno de Leguía; aunque sin mucho éxito. De hecho, para esas fechas, Julio César Arana –en quien los hermanos Durand vieron a un potencial aliado contra el régimen de Leguía – había sido elegido senador suplente por Loreto, bajo las nuevas reglas electorales de la Patria Nueva.
Es en ese contexto, de verse imposibilitados de continuar el movimiento revolucionario por la Amazonía que habría que entender el siguiente paso de Augusto Durand, quien habría permanecido en Guayaquil un poco más de un año junto a los revolucionarios iquiteños. Por el artículo publicado por la La Prensa en marzo de 1923, tenemos que Durand, acompañado de Rómulo Guidino, salió de Guayaquil en una lancha en dirección a Paita. Allí se encontraría con los jefes de la Armada para llevar a cabo el plan revolucionario que se había pactado en noviembre de 1921 en Antofagasta. Arribó por Zarumilla a Tumbes y luego marchó a caballo a Paita, hospedándose en casa de Carlos Seminario Aramburú, hermano de Ricardo Seminario, líder de la intentona federalista de Loreto de 1896. En Paita concertó reuniones con personalidades civiles que le habrían ofrecido su colaboración, pero que luego no habrían cumplido. Mandó a llamar al comandante de la Marina Federico Taboada, quien los denunció, llegando a apresar a Carlos Seminario y comenzando así la búsqueda de Augusto Durand en Paita. Fue finalmente capturado el 29 de marzo de 1923 y trasladado a Lima, muriendo dos días después a bordo del Grau. Si murió como consecuencia de la herida ocasionada en 1919 o si fue asesinado por sus captores, es una controversia que merece otra investigación.
El caudillo huanuqueño Augusto Durand –en quien los revolucionarios iquiteños pusieron parte de sus esperanzas–, contando su estado de salud, su situación de exiliado, las constantes interceptaciones a sus comunicaciones y la traición letal por parte de miembros de la Armada, llegó, no obstante, a incorporarse al Comité Central Revolucionario del Perú en Guayaquil, la principal red nacional conspirativa de la revolución iquiteña de 1921.

PORTADA DEL DÍA

PUBLICIDAD

━ más noticias

Brasil incauta tanquero con más de 370 kilos de cocaína

Ocultos en petróleo proveniente del Perú. En una operación conjunta de alto impacto, las fuerzas de seguridad de Brasil lograron interceptar un tanquero de petróleo...

Asentamientos humanos cercanos a la vía Micaela ya vienen siendo inundados

*Por lo que Defensa Civil de la municipalidad de Maynas, debería tomar acciones de apoyo de manera inmediata. La creciente de los ríos amazónicos (Amazonas,...

Presidente de la Corte Superior de Justicia de Loreto participó en ceremonia por el 62° Aniversario del Grupo Aéreo N° 42.

El día viernes 05 de diciembre, el Dr. Reynaldo Elías Cajamarca Porras participó en la ceremonia central por el sexagésimo segundo aniversario de este...

Defensoría alerta graves falencias en atención a población afectada por metales pesados en Cuninico

Más de 30 pobladores superan límites permitidos y enfrentan trabas para acceder a evaluaciones médicas especializadas en Iquitos. La comunidad de Cuninico continúa siendo una...

Jornada de oración a María Rosa Mística de Nauta en el Cencca

Desde hoy hasta el lunes 8 de diciembre. Los grupos de oración de Nauta, Iquitos y otros lugares del país están invitando a participar en...

PUBLICIDAD