Análisis de la realidad de nuestra educación rural

Por: Luis Alfonso Pinedo Piña
(pinedopina@hotmail.com)

El ámbito rural de nuestra región, es una realidad que se caracteriza por ser amplia, dispersa y de difícil acceso. En ella viven poblaciones de distintas etnias, lenguas y culturas, con una economía de autoconsumo, por las limitaciones para comercializar su producción en los mercados y por la escasez de otras fuentes de trabajo alternas a las agrícolas. Dadas las necesidades de supervivencia de grupos familiares campesinos e indígenas, éstos se desplazan a lugares donde existen recursos naturales para su subsistencia. Garantizar la presencia del Estado y educar en estos confines resulta sumamente complicado.
Para atender la demanda educativa de los hijos de estas familias, el Ministerio de Educación, desde hace mucho tiempo, con bastante improvisación y sin un adecuado diagnóstico, ha autorizado el funcionamiento de escuelas unidocentes y multigrados en primaria, y desde hace poco más de tres décadas aproximadamente, escuelas iniciales y colegios secundarios en los caseríos y comunidades con mayor población estudiantil.
Según estudios realizados, la ruralidad de nuestra educación alcanza a más del 80%, por lo tanto, la demanda de atención es muy fuerte. En estos contextos, la cobertura de matrícula en inicial sólo alcanza al 71%. La de primaria es bastante alta, bordea el 94%. La de secundaria no llega al 60%. En Educación Básica Especial (EBE) y Educación Básica Alternativa (EBA) no se brinda el servicio. Hay también un alto porcentajes de docentes intitulados y los titulados, no han sido formados para trabajar allí. Ni qué decir de la infraestructura educativa.
A pesar de los intentos del Ministerio de Educación de diseñar programas para atender las áreas rurales, con muy poca pertinencia en nuestro caso, aún carecemos de una política educativa a nivel nacional o regional para la atención específica con programas coherentes con las características propias y diferenciales de nuestra zona rural, elaborados con la necesaria fundamentación, en función a nuestras necesidades.
En el diagnóstico que se hizo para diseñar los lineamientos para la  construcción del Proyecto Educativo Regional (2003), en el referido al “Desarrollo de la Educación Rural”, se afirma lo siguiente: la construcción de centros educativos responden a diseños y material de procedencia urbana, dirigida a aplacar las exigencias comunales.  Las escuelas rurales vienen funcionando con roles y finalidades impuestas, razón por la cual no han respondido a las reales necesidades de desarrollo rural de nuestra región. Las normas que las rigen son las mismas que se aplican en las escuelas urbanas, a pesar de las profundas diferencias que hay entre unas y otras. El currículo y el deficiente material educativo con que cuentan estas escuelas, son incompatibles con las respuestas que requieren los pueblos rurales, aunque sí funcionan como eficaces instrumentos de dominación ideológica e imposición cultural. Finalmente, los horarios, los calendarios y la dinámica institucional que caracterizan a la actual educación rural, expresan una total incongruencia con el entorno cultural, ecológico y económico. Yo estoy absolutamente de acuerdo con esto.
En el tema de formación de los maestros en inicio, antes la UNAP y el ISPPL para realizar sus prácticas pre-profesionales, enviaban a sus estudiantes a las comunidades y escuelas rurales. En cierto modo, esto corroboraba con su formación, porque permitía al futuro maestro interrelacionarse con las características de estas escuelas rurales y con la práctica pedagógica que se daba en las mismas. Le permitía conocer las características de la planificación curricular para atender estudiantes de diversas edades y grados en una sola aula. Le ponía en alerta sobre la necesidad de trabajar estrategias simultáneas y diferenciadas y atención directa e indirecta con sus alumnos. Le permitía tener contacto con los materiales del contexto que se utilizan en ese tipo de aulas, ante la no pertinencia de los que distribuye el MINEDU. En resumen, le permitía convivir con la comunidad y conocer su problemática, en donde el maestro debe poner en práctica, habilidades de liderazgo para conducir su escuela en una perfecta armonía con los padres y madres de familia, que conlleve al éxito. En la actualidad, ninguna de estas instituciones de formación magisterial hace esto.
Antes, el Ministerio de Educación ponía al alcance de los maestros rurales la Estructura Curricular Básica para Escuelas Unidocentes y Multigrados; ahora, pone al alcance de todos un Diseño Curricular Nacional, instrumento único para planificar (ahora confuso para los maestros), sin tener en cuenta que nuestras realidades son diferentes. Se ha cortado abruptamente la construcción de un Marco Curricular Nacional, que hubiera permitido definir los aprendizajes fundamentales, las competencias, las capacidades y los campos temáticos, para que, sobre esa base,  las regiones construyan sus currículos regionales. Eso hubiera hecho posible, que tengamos elementos comunes que unifiquen al sistema y al mismo tiempo, las regiones puedan insertar aspectos relacionados  a sus características geográficas, lingüísticas, culturales y económico-productivas en el trabajo docente.
Ante tanta incertidumbre… ¿Qué podemos hacer? Hay muchas propuestas que se pueden implementar. Esto no solamente depende de una decisión política, sino de un sustento presupuestal acorde con lo que se quiere hacer en materia educativa en la región. Está bien claro para todos que no podemos estar pensando e implementando sólo lo que el MINEDU nos trae como: “Todos con Punche al Colegio”, “Día del Logro”, “Los 08 Compromisos de Gestión”, “Estrategia Nacional Soporte Pedagógico” y “Aprende Saludable” que son de cumplimiento obligatorio, pero no impiden que, cada región, pueda implementar políticas o programas `propios que nos ayuden a mejorar.
Podemos empezar implementando nuestro Calendario Escolar Alternativo, promoviendo la participación de las comunidades en la gestión educativa; reformulando los diseños y la construcción de locales escolares en función a nuestras características climáticas; trabajando el diseño de un Sistema Regional de Formación Magisterial en Inicio y en Servicio; reestructurando nuestro currículo regional, tomando como referencia lo avanzado en la cuarta versión del Marco Curricular Nacional y un tratamiento para el magisterio loretano que comprenda incentivos, capacitación específica y servicios diversos que le beneficien y le brinden las facilidades para desempeñarse dignamente. Como decía nuestro ilustre poeta Don César Vallejo: “Hay hermanos, muchísimo por hacer”.

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