Rescatable por donde se le mire el trabajo conjunto que vienen impulsando la dirección regional de Educación con la oficina zonal de la Comisión Nacional de Desarrollo y Vida sin Drogas-Devida, a fin de abrirles un abanico de oportunidades a las nuevas generaciones de loretanos. Sobre todo de aquellos jóvenes que están a punto de salir del colegio para labrarse su propio futuro.
Muchos quedan en el camino, sobre todo los que estudian en la zona rural. Una tristeza inmensa recorre al ser humano que visita esos lugares apartados del corazón de Loreto, donde existe muchísima juventud rodeada de extrema pobreza, quienes ni siquiera parecen tener el derecho a «soñar» con un futuro mejor, con una carrera profesional que los lleve a lograr ese objetivo.
Y es más, no hace falta desplazarse hasta la zona rural para ver esa realidad que ofende. Solo hace falta recorrer la zona baja de Belén, Punchana, San Juan y calles en el mismo Iquitos para constatar el terrible olvido en que están sumidos muchos hogares y por ende los jóvenes que habitan en ellos. Jóvenes (no todos) que lamentablemente son captados por «pandillas delincuenciales» que los inician en ese viaje desesperado por conseguir dinero fácil cuyo paradero final, es la cárcel.
Por lo que el anuncio de la dirección de Educación, de la mano con Devida, se hace necesario y urgente. Hablan de capacitar técnicamente a los alumnos del nivel secundario de la zona de «Ramón Castilla», gracias a un convenio suscrito con el ministerio de Energía y Minas contarán con técnicos expertos en electricidad del Senati y construcción de Sencico, que los prepararán en dichas labores.
Y qué bueno que se empiece por esa provincia tan golpeada por el narcotráfico y tan secuestrada en sus derechos constitucionales al mantener durante meses el Estado de Emergencia. Así como impulsan esas capacitaciones, habría que recordar la idea lanzada de Senatis populares que bien podrían activarse justamente a través de Senati y Sencico, previo convenio. La juventud no debe dejarse de lado, porque corre el riesgo de extraviarse en su propio laberinto ante la orfandad de oportunidades de desarrollo.