A propósito de la novela: “Ensayo sobre la ceguera de José Saramago”

Escribe: Erick Braga
pucahuayruro@yahoo.es

Ceguedad psíquica (“agnosis”) no es sino la incapacidad de reconocer lo que se ve, pérdida total de la objetividad: Como en aquella magnífica Novela de José Saramago: “Ensayo sobre la ceguera”, donde el autor narra con precisión y maestría aquellos temores, defectos y miserias que se visibilizan a partir de una “ceguera blanca”, un mar de leche inundando los ojos…convirtiéndose esta en un mal público, una alarmante enfermedad donde las formas se diluyen y desaparecen en un aparente y perpetuo gran espejismo blanco, no existe espacio, ni tiempo, las identidades humanas se borran en denominaciones primarias, para muchos ya nada importa, no existen fronteras, ni lugares, solo la Voz de una mujer cuya visión intacta se mantiene inmune y encamina a una “pequeña horda humana” por el buen sendero de la esperanza y el sentido objetivo de la vida, en medio de todas las circunstancias difíciles.
Ojala aquel dicho en la que “en el país de los ciegos el tuerto es el rey”, en referencia claro está a ciertos grupos sociales y de cara a la sociedad que hoy vivimos, tuviera la esencia de aquella esta mujer, que describe “José Saramago” que sin ser perfecta, jamás pierde su esencia humana, aun cuando está a punto de desfallecer y “verse rendida” ante la bruma inmundicia de la humanidad y la muerte, pero no; aquel buen deseo que hoy dejo trascender sin ningún tipo de malicia o ingenuidad, no corresponde a la verdad, la realidad es otra.
Según mi apreciación política ni los ciegos-perceptibles, ni los tuertos, ni aquellos estrábicos accidentales o congénitos “metafóricamente hablando” pueden ser los ojos de la humanidad, muchos menos aquellos que ven el mundo de un solo color en todas sus variantes oftalmológicamente psíquicas (Sigo pensando en la metáfora), no por gusto José Saramago nos invita a ver el mundo como es, a través de los ojos de una mujer que ve perfectamente y que al final, cuando ya todos recuperan la visión y creen verlo todo claro; se descubre esto en la voz del narrador: – No es que nos hayamos quedado ciegos, en realidad estamos ciegos, ciegos que viendo no ven, diríamos nosotros o que viendo no quieren ver. Surge entonces la pregunta: ¿Por qué?… ¿Por qué el temor al cambio y la verdad; ¿significa acaso la muerte-existencial de la esclavitud, la ignorancia y todos aquellos males que dan vida a este sistema de muerte? La pregunta tiene una y mil respuestas.
“La libertad no es sino tener la capacidad de ver y apreciar la vida en todas sus magnitudes y colores”.