Quienes quieran negarlo no tendrían sustento para asegurar que el APRA es un partido a la deriva y con visos de hacer agua por todos lados. El comentario viene del sentimiento que proviene del grupo de la sempiterna oposición a todo lo que hace el partido de Haya de la Torre, sean tales actos positivos o negativos.
En comentario anterior dejamos entrever que si bien el acto de inauguración del XXIII Congreso Aprista, presagiaba un posible éxito sin ningún contratiempo, bien podría darse un cierto descontento entre los candidatos; sin embargo, recurríamos también a la puesta en marcha de la clásica disciplina partidaria para equilibrar los debates y lograr que dicho cónclave termine en forma normal.
En base a lo que se conoce por medio de la prensa capitalina, podemos decir que hubo mucho más que descontento en el citado congreso, habiéndose creado una nueva fórmula de elección, que desembarca a Mauricio Mulder de sus pretensiones a la secretaría general, para optar por Jorge del Castillo mediante el apoyo general de los «cuarentones» del APRA. Que además de depositar su confianza en del Castillo, también lo ubicarían como candidato presidencial del APRA para los comicios del 2011.
Ahora debemos señalar que los breves pasajes del Congreso aprista que mencionamos líneas arriba, constituyen una base para hacer notar que el APRA aunque duela es el referente más visible de la vida política del país y el único partido que convoca mayorías a la hora de las decisiones, de allí que tengamos que señalar tal hecho para ver si alguna otra institución política logra ubicarse en la misma dimensión que el APRA, para concitar una atención más notable en el electorado que a través de tales concilios se ilustra sobre lo que es el trabajo partidario como cultura en el sistema político peruano.
Lo dicho anteriormente no debe tomarse como un panegírico a favor del APRA, nada más lejos de tal intención, pues lo que pretendemos es hacer notar a la case política nacional, como erradamente, utilizando dicterios y manifestaciones troleras, muchas organizaciones políticas, tratan de minimizar lo evidente; esto es la presencia permanente del partido del pueblo en la vida política del país. Finalizamos diciendo que el país precisa de otra institución política aglutinadora de masas, para poder equilibrar una hegemonía que molesta a gran parte del electorado.