El mes de julio se ha convertido no solo en el mes de la patria en Yurimaguas, sino en el mes de las invasiones que dan nacimiento a nuevos asentamientos humanos y por ende poblando el cinturón de esta ciudad, considerada aún centro poblado mayor por el descuido de las autoridades que no han sabido capitalizar el poder político que el pueblo les ha confiado en su debido momento, para concretar este detalle.
A esto se suma la falta de visión oficial y documentada de la institución municipal, que no alcanza a proyectar el desarrollo urbanístico de Yurimaguas y de sus centros poblados menores.
Existen aún decenas de asentamientos humanos que están en conflicto con los dueños de los predios por el tema del saneamiento físico legal a fin de que se conviertan en verdaderos propietarios del lote y vivienda que ocupan, y por otro lado la demagógica política de las autoridades regionales que con el cuento de la reversión, prescripción adquisitiva, expropiación, etc., sólo han generados halagos para conseguir un voto en las elecciones pasadas, y el sueño de la titulación sigue siendo un caballito de batalla para ellos (los políticos) y para los sufridos pobladores un desazón de todos los tiempos.
Yurimaguas con 2,674.71 km2 tiene necesidad de extenderse mucho más urbanísticamente, pues la migración del campo a la ciudad y de foráneos especialmente de la sierra del Perú, es permanente; es por eso que debe ser una necesidad impostergable proyectar ya, sin más demagogia, el desarrollo urbano, el plano catastral, que por naturaleza propia generaría mayores ingresos a la municipalidad.
Ahora mismo hay cientos de familias que pugnan por apropiarse de un lote de terreno en tierras del Estado y de propiedad privada.
Familias necesitadas y como también no faltan personas que se aprovechan de la coyuntura para posesionarse de dos o más lotes y hacer el negocio de sus vidas, como lo que viene ocurriendo en la invasión de las tierras del señor Aarón.