Nada justifica la violencia

“Lo que pasa dentro de la casa, se quedan en estas cuatro paredes”. Así sentenciaban el derecho a la defensa de una mujer, madre, esposa, conviviente (reunida), cuando era agredida física o psicológicamente por parte del compañero de su vida que una vez fue muy cariñoso para declarar sus sentimientos.
Corrían los primeros años de 2006 cuando en un taller de prevención de violencia fuimos descubriendo que eso de que “se quedan dentro de las cuatro paredes”, era una forma de violencia, también, el no dejar de ejercer libremente la búsqueda de ayuda para ellas y sus hijos.
Se revisaban las leyes peruanas y nada podía avalar semejante aberración de no denunciar delitos terribles como la agresión física e incluso el intento de quitar la vida a un familiar dentro del hogar. Los niños siempre presenciando y escuchando todo lo que sus cabecitas todavía no entienden, pero en el paso de los años esos traumas pueden florar negativamente.
Por lo que la agresión física o psicológica a la madre, o sea una de las formas, no se ciñe sólo a ella, también afecta a los demás familiares dentro del hogar. La agresión a la mujer es el más altísimo porcentaje, mientras que la violencia contra el hombre es en mucha menor proporción. Nada justifican estos ataques.
Aunque las mujeres que van en busca de justicia y protección, en el camino tienen que afrontar otras formas de violencia que sucede en el proceso mismo cuando se trata de minimizar lo ocurrido, para bajar penas a los denunciados o en su efecto que al final todo quede en nada.
Haciendo un balance desde hace más de dos décadas se ha avanzado en el tema de visibilizar las agresiones denunciando (que no quede en cuatro paredes) porque también es un tema de salud pública, se logró trabajar en asuntos preventivos de violencia de género en especial contra la mujer, en terapias de recuperación individual y en pareja, así como buscar la independencia económica de las mujeres y se cumplan con sus derechos.
A pesar de los avances, todos los días suceden agresiones como lo ocurrido esta semana con la primera regidora de Maynas Paola Bances, que se armó de valor y está buscando justicia, la misma que le debe llevar a continuar con su vida, como miles de mujeres loretanas, libre de agresiones. Nosotros reiteramos que no hay derecho a violentar a nadie, nada lo justifica, y el raciocinio debe llevar a soluciones pacíficas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.