- Reconocimiento a una vida de servicio
El pasado 1 de octubre de 2024, la población de Iquitos fue testigo de un emotivo y solemne acto de reconocimiento a uno de sus más destacados servidores públicos, el Suboficial Superior PNP Rafael Roldán Ríos Ramírez. Con 40 años de intachable servicio en la Policía Nacional del Perú (PNP), Roldán pasó oficialmente a retiro, dejando un legado marcado por su dedicación y contribución a la seguridad ciudadana y la lucha contra el crimen.
La ceremonia, llevada a cabo en el salón de eventos «Itaya» del Hotel de Turistas Iquitos – Las Terrazas, fue un homenaje a su extensa trayectoria. Representantes de diversas instituciones, como el Colegio de Abogados de Loreto, el Servicio de Antropología Forense de Medicina Legal y la Asociación Profesional de Detectives del Perú (APRODEP), se dieron cita para entregarle distinciones por su invaluable aporte a la justicia y la seguridad en la región.
Roldán Ríos Ramírez no es un policía común. A lo largo de su carrera, destacó como perito criminalístico especializado en balística, grafotecnia, investigación en la escena del crimen e identificación dactiloscópica, gracias a la formación recibida en el Instituto de Criminalística de la PNP. Su liderazgo lo llevó a asumir, por encargo, la jefatura de la Oficina de Criminalística de Iquitos, además de ser reconocido como Perito Judicial Grafotécnico por la Corte Superior de Justicia de Loreto desde el 2014.
Entre sus múltiples condecoraciones se encuentran las otorgadas por sus servicios meritorios en diversos grados, así como un reconocimiento por parte del Congreso de la República como veterano de la pacificación nacional, por su papel activo en la lucha contra el terrorismo, en defensa de la soberanía y la democracia del país.
Su destacada trayectoria no solo fue reconocida por entidades nacionales. El Suboficial Superior (r) Roldán también cuenta con certificaciones internacionales, como la otorgada por la Agencia Nacional Contra el Crimen (NCA) del Reino Unido como Capacitador en Labores Forenses, así como su calificación por el Cuerpo de Infantería de Marina de los Estados Unidos como «Sharpshooter» (tirador certero).
Durante la ceremonia, el presidente de la filial APRODEP-Loreto, el detective Abraham Rodríguez, entregó un Diploma de Honor a Roldán en mérito a su incansable labor en la lucha contra la criminalidad organizada y común. De igual manera, otras instituciones como el Colegio de Abogados de Loreto y la Asociación de Suboficiales de la PNP expresaron su gratitud y reconocimiento, no solo por su profesionalismo, sino también por su lealtad y dedicación.
El momento más conmovedor de la jornada fue el discurso de agradecimiento del propio homenajeado, quien, con voz firme y serena, evocó las palabras del Himno de la Policía Nacional: «doy mi juventud, mi abnegación, mi patriotismo y lealtad». Con estas palabras, recordó cómo su juventud fue entregada a la patria desde el día en que ingresó a la institución, y cómo la abnegación y sacrificio personal fueron el precio a pagar para servir a su país.
«Mi honor se llama lealtad», pronunció con emoción, refiriéndose no solo a su compromiso con la institución, sino también con su familia, a quienes agradeció por su apoyo incondicional, haciendo una mención especial a sus padres. Al concluir, el brindis de honor selló una jornada llena de recuerdos y de cariño por un hombre que, a lo largo de cuatro décadas, dejó una huella profunda en el tejido social y en la vida de aquellos a quienes protegió.
Rafael Roldán Ríos Ramírez se retira de la PNP, pero su compromiso con la justicia y la sociedad no termina. Ahora, como detective privado registrado y miembro activo de APRODEP, continúa con la misma dedicación, dispuesto a seguir contribuyendo desde una nueva trinchera. Sus hijos, Karla Jhomayra, psicóloga de profesión, y Jhéremy Ramsés, estudiante del SENATI, estuvieron presentes en el emotivo evento, orgullosos de su padre, el hombre que siempre les enseñó que el honor y la lealtad son las verdaderas armas de un servidor público.
Este es el testimonio de un policía que, más allá del uniforme, siempre tuvo en su corazón el anhelo de un Perú más seguro, una sociedad más justa y una familia orgullosa de su legado.
(C. Ampuero)