Por: Lic. Patricia Ríos Ribeyro.
Iquitos, para quererte primero hay que conocerte y para amarte hay que cuidarte, protegerte, preservarte. En la actualidad, ¿estamos realizando conscientemente estas acciones los niños, jóvenes, adultos que nacimos, crecimos y nos desarrollamos en este puerto llamado canción? ¿Realmente queremos a nuestra isla bonita como coloquialmente le decimos?
Quizá muchos de los que hemos nacido en esta majestuosa y bella ciudad no sabemos que significa la palabra Iquitos. Esta palabra proviene del idioma iquito que significa: «Multitud separada por las aguas». La población Iquito ocupaba las orillas del río Nanay.
Cuenta nuestra historia que fue fundada aproximadamente en 1757 como “San Pablo de los Nuevos Napeanos” y 107 años después un 5 de enero de 1864 se declara fecha oficial de su fundación como Puerto Fluvial sobre el río Amazonas. Al año siguiente, el 7 de febrero de 1866, la ciudad fue declarada como capital provincial de Maynas, y se nombró a José Jesús Jiménez como primer alcalde. ¿Cuántos datos mencionados quizá no sabíamos?
Asimismo, Iquitos es una de las ciudades más importantes de la región Loreto, es el corazón que bombea gran parte de la Amazonía peruana. Tiene el honor de albergar en su verde y vasto territorio a unos de los ríos más extensos y caudalosos del planeta, al gigantesco río Amazonas que cuenta con una impresionante cuenca hidrográfica -tan generosa- que gracias a ella nosotros los que vivimos aquí podemos alimentarnos y gozar de su belleza sin igual.
Por ello y por más, podemos decir que Iquitos es una ciudad afortunada por donde se la mire, privilegiada en un sinfín de aspectos que no valoramos, que no vemos o mejor dicho que aún no somos tan conscientes, como dice un dicho “No hay peor ciego que aquel que no quiere ver”. Tenemos ríos majestuosos, tierra fecunda, abundantes peces, petróleo, clima favorable, etc. ¿Qué valor estamos dándole?
En este texto no solo mencionaremos las maravillas de la naturaleza que tenemos la dicha de admirar sino del sinnúmero de retos que tenemos que enfrentar, que mejorar como ciudad, como idiosincrasia, como cultura. La primera sería que nuestra amada ciudad poblacional y urbanísticamente hablando esta “creciendo” de manera caótica, desordenada. ¿Quiénes la planifican por el Amor de Dios? Y no mencionaremos a profundidad cuando llueve fortísimo y la mayoría de casas se inundan.
Hace unos días, el 24 de abril se conmemoró el día internacional de concienciación sobre el ruido. ¿Qué concienciación de verdad se hizo en la ciudad? El ruido es un problema de salud pública que debe ser atendido con urgencia. El volumen de tráfico vehicular está creciendo a raudales y sin visos de que alguien o alguna autoridad tome cartas en el asunto y realmente haga algo concreto.
La contaminación afecta a todos, pero nadie dice nada. Nos encanta vivir en la ciudad del ruido. La denominación isla bonita le está quedando grande. Cada día es un martirio conducir, cada día es un estrés constante el ruido de los vehículos motorizados (motos, motocarros) que cada día compran y venden más y más; sin pensar siquiera un poquito en los efectos adversos/nocivos para nuestra salud mental, auditiva que ello implica.
¡Menos ruido, más salud!