Aumenta tensión

La situación crítica que viven peruanos y peruanas al sur de nuestra querida patria se torna cada día más compleja, así como en el transcurrir de las horas aumenta la adhesión y solidaridad con quienes gritan “que se vayan todos” e “inmediatas nuevas elecciones”.
Aunque, también están quienes se manifiestan en contra de las exigencias, por la violencia tras las protestas afectando a bienes del Estado y privados, como las pérdidas humanas que es lo que más lágrimas y dolor intenso viene ocasionando a decenas de humildes familias, como angustia a los familiares de los policías y militares que cumplen una misión sin culpa alguna, más que quizás el pesar interno de tener que acatar órdenes a todas luces extremas.
Pero, los manifestantes de igual forma tienen su cuota de violencia aun siendo legítima la protesta que garantiza la Constitución Política del Perú, estando que todo esto nos lleva a un escenario de contrapunteo y confuso, con el resultado que el gobierno nacional no ha sido capaz de una estrategia de frenar el desborde.
A estas alturas de las diferentes posiciones, la sola exigencia de la renuncia de la presidenta Dina Boluarte, se presenta como un tema no negociable y rotundo. Mientras, sigue aumentando la tensión debido a que otras regiones del centro, norte y oriente empiezan a tener acciones de solidaridad y reclamo con diversas manifestaciones públicas.
No cabe duda que el acumulo de necesidades no cubiertas en todas las regiones y las posturas desde ciertos poderes políticos y económicos de la gran Lima, que ponen evidentes trabas a los avances regionales y desde el Congreso el freno de proyectos de desarrollo con equidad, ha terminado con estallar en voz muy alta.
Lo que de hecho ha contribuido a este estallido, es que tras la salida accidentada del ex presidente Pedro Castillo, se acabaron de golpe las críticas a la situación económica del país desde ciertos medios que transmiten desde Lima hacia las regiones, cuando todo sigue igual, pero esta realidad ya no es motivo de escándalo diario. Esto ha evidenciado la brutal direccionalidad contra la gestión del mandatario anterior. El Perú necesita un gobierno democrático decente, sin picardías ni mega corrupción.