LO QUE SIGNIFICA SER DIRECTOR (a) DE INSTITUCIÓN EDUCATIVA

Por: Moisés Rengifo Vásquez
Al leer estas líneas recordarán sus época de niño o niña generalmente al cumplir los 6 años de edad al asistir por primera vez a la escuela, como en nuestro caso en abril de 1936, el impacto de encontrarse con ese personaje que entonces era el Señor Director o la Señorita Directora, aunque con la regla en la mano concordante con el sistema educativo de aquel tiempo, pero su presentación, sus gestos, su comportamiento, sus relaciones con los maestros del aula, con los alumnos, padres de familia y sus palabras infundían respeto, porque eran las expresiones que surgían de sus buenos sentimientos e intenciones, eran la manifestación de sus acciones dentro y fuera del aula, encaminando a todos hacia el bien.

En aquellos tiempos muy pocos optaban por ser maestros y quienes lo aceptaban era por su real vocación de servicio para desempeñar su labor docente inspirados por ese don humano de formar personalidades.

Pasaron los años y en forma progresiva aumentaron los maestros con título pedagógico, formados en principio en las Escuelas Normales y los mejores que sobresalían por su vocación y compromiso para esta noble misión de educar, ejercían la función de Directores, muy reconocidos en su entorno social tanto en el medio urbano como rural, hasta en el lugar más lejano de la patria como la frontera, demostrando a los países vecinos la calidad de la educación peruana.

Hemos comprobado en forma directa hasta la década de 1980 la calidad de la mayoría de directores, que me permito expresar muestras significativas como las siguientes:
En el medio urbano como Iquitos, el Director era el primero en ingresar al gran escenario educativo (local escolar) para recepcionar y estimular con su alegre y respetuoso saludo a sus alumnos y maestros y durante el periodo de labor escolar, su presencia oportuna y necesaria en los ambientes apropiados de trabajo pedagógico, estimulaba a los estudiantes y profesores para su desempeño laboral. A la vez, se daba tiempo para brindar la mejor atención a los padres de familia y a otros visitantes. Cuántas veces hemos visto al Director recorriendo los pueblos jóvenes reconociendo dónde y cómo viven sus alumnos y en circunstancias de revueltas en las calles, muchas veces la policía tenía dificultades para apaciguar, pero al presentarse el Director, todo quedaba en paz, porque su ejemplo de puntualidad, honradez, capacidad, moral, comunicación, respeto, orden, democracia, docencia, decencia, etc., trascendía hacia los alumnos, profesores, padres de familia y a todos los ámbitos sociales de la localidad.

Muy pocos y tan contaditos eran los directores que generaban conflictos con los alumnos, profesores y padres de familia, pero las autoridades educativas como el Inspector y posteriormente el Supervisor Provincial de Educación, rápidamente realizaba el cambio de esos directores, quedando en paz y en armonía, el conjunto de educandos, docentes y padres de familia.

En la actualidad es vergonzoso y hasta penoso las informaciones públicas por los medios de comunicación social sobre directores deshonestos, corruptos, inmorales, borrachos, impuntuales, homosexuales, etc., que continúan en sus puestos. Muchos de estos, aunque rechazados por los padres de familia y profesores que tomaron la decisión hasta de impedir su ingreso a ese claustro o centro de formación de niños y jóvenes. Pero sin pudor alguno persisten en mantenerse en el cargo de director, causando el malestar institucional y la falta de respeto a los estudiantes, quienes con estos malos ejemplos de directores indeseables, van asumiendo actitudes que les lleva muchas veces a violencias inesperadas frente a la sociedad donde no encuentran justicia, sino el maltrato por mantener a servidores que no contribuyen a su formación. Quizás por aplicar la ley que no siempre es formativa. Nos parece que más bien sería la RAZÓN que es la facultad o principio de la acción y explicación de la realidad en su continua evolución social en interacción con la educación como proceso de formación integral de la personalidad encaminada por maestros de calidad y mucho más con las funciones de Director (a) que representa y dirige a su Institución Educativa con ejemplar capacidad y actitud como lo demuestran la mayoría de directores y pocos muy contaditos que no reúnen estas condiciones, a conciencia deben retirarse para no seguir desprestigiando al honorable magisterio.