El Estado infalible

Era inevitable. Medidas extremas para una masa enferma y en problemas: todas ellas direccionadas a la prevención de la salud, restringir la movilidad social y aliviar la situación de liquidez de las empresas y familias con mayor vulnerabilidad; pero no apunta en ninguna dirección a la masa gruesa de informales que es un mal endémico de la economía nacional en todos sus campos.
Transferencia de fondos públicos, moratoria en el pago de los servicios públicos, tributarios y financieros, liberalización parcial de ahorro previsional, suspensión de pagos de retenciones sociales, subsidio económico directo a los más pobres, subsidio para los trabajadores de empresas privadas, entre otras medidas de carácter económico que van aliviar el impacto del desborde de la pandemia localizado, principalmente, en suelo urbano con bastante resistencia al confinamiento obligatorio; exceptuando o invisibilizando a la zona rural, cuya economía primaria es, por lo general, informal en toda su cadena productiva.
Una información que resalta en nuestra economía, es el tamaño de las unidades productivas de los hogares, donde el 93 por ciento es informal (INEI, 219) que es la fuente principal de ingresos de las familias que están al margen de la legalidad, y allí se encuentran los vendedores de los mercados de abastos, vendedores ambulantes, motocarristas, cuidadores de motos y los hogares de la actividad primaria de producción localizados en la zona rural. Este enorme grupo poblacional vive el día a día, se alimenta de sus actividades diarias y tienen deudas pendientes, no solamente por los servicios públicos, sino también los prestamos informales y los pagos por activos familiares empeñados por falta de fondos; y en los últimos años, una fuente generadora de ingresos familiares son las parrilladas que atenuó el impacto de la dura crisis económica que resistió Loreto en el bienio 2016-2017. Estas actividades, hoy se encuentran paralizadas, sin la opción de hacer nada.
Las finanzas de las actividades económicas informales son múltiples y peligrosas a la vez, y una de ellas son los créditos denominado gota a gota que viene experimentando un crecimiento exponencial por la disponibilidad de fondos inmediatos (y cuyo origen es incierto), así como su recuperación. Este sistema de préstamo no contempla prórroga, ni excusas para su devolución, y allí hay un serio problema de seguridad familiar y donde el Estado no ofrece garantía en lo absoluto. Casos ya existen.
La angustia social y el estrés económico que va a representar la ampliación del confinamiento hasta por 28 días, va a tener múltiples casos sociales de incalculables resultados, que no van a ser resueltos por la entrega de bolsas de víveres o por la suerte de estar incluido en los bonos monetarios de solidaridad (por única vez) de s/ 380 en un programa social perforado por su inexactitud.
El Estado infalible no tiene respuestas ante una realidad que sobrepasa toda forma de intervención pública, que se concentra en una estructura de economía y empleo formal, y Loreto, con sus ciudadanos, por su alta vulnerabilidad de ingresos y elevada informalidad será un territorio con mayor nivel de afectación por esta pandemia.
El Estado infalible se enfrenta a un problema de masas de enormes proporciones.