El Programa Nacional de Alimentación Escolar Qali Warma, del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis), presentó un conjunto de tips para que los padres de familia contribuyan a la mejora de la atención y aprendizaje, crecimiento y desarrollo de sus hijos en vacaciones escolares, con una alimentación de calidad.
Es lo que ha informado este importante programa alimentario del Estado peruano, pero olvida que la razón de implementar este servicio basado en el derecho constitucional de los niños del país a garantizarles alimentación nutritiva y salud, porque la situación de pobreza y extrema pobreza de sus progenitores es una limitante.
Quizás muchos que en los últimos meses hayan mejorado su economía lo asumirán como si el programa alimentario no ha dejado de funcionar, pero otros miles de miles, tendrán un bache estomacal, porque no recibirán el desayuno y almuerzo que para los menores de la costa y sierra se aproxima mucho más a su realidad, que en el caso de la selva difiere, por las razones que la dieta alimentaria y el gusto va por productos muy diferentes. Dicho sea de paso.
Entonces los chicos y chicas se fueron de vacaciones, y parece que el estómago, también. No solo las aulas están vacías, sino, ese órgano vital donde los alimentos nutritivos que se ingieren se seleccionan para ser distribuidos a donde el cuerpo necesite. Un poco lo decimos en caricatura con el ánimo de entendernos mejor, pero el drama es real en las familias de extrema pobreza, sobre todo.
Quizás no han reparado en este vacío alimentario que se genera en las vacaciones que puede significar un revés a todo lo logrado con mucho esfuerzo durante las fechas de las labores escolares. Cómo subsanarlo, tal vez mediante un sistema que en vacaciones funcione a través de los comités de Vaso de Leche o de los Comedores Populares.
Es que el hambre no tiene vacaciones y desaparece cuando los niños y niñas no van a clases. Pensamos que nos falta ponernos en el lugar, en la realidad de esos pequeños peruanos y peruanas que no tienen más que acatar lo que se impone, y quizás si tuvieran la posibilidad ya habrían realizado una movilización de protesta reclamando su derecho a la alimentación los 365 días del año, que el Estado tiene la obligación de garantizar. Más aún en la situación crítica de desempleo y recesión económica que vive el país.
Obviamente que hay sectores sociales que están en otro mundo, o en su cápsula social, donde estas realidades les suena extraterrestre, pero para eso están las autoridades de turno, los pensantes, los proyectistas, los ministerios, los asesores, los políticos que hacen oposición, la ciudadanía organizada, para ayudar a aterrizar en realidades y generar cambios rápidos de atención. El Estado debe variar ya su imagen de “poder lento” y demostrar que sobra inteligencia.