Apuntar a descentralizar

Cada gobierno nacional tiene entre sus políticas el tema de la descentralización en el país, sin embargo pese a la legislación, los pasos que se han dado son muy lentos. Esa es la percepción en las regiones del país. Lamentablemente no se está cultivando una cultura de descentralización contundente.
Vamos a recordar, por ejemplo, como la idea de descentralización desenmascaró a un programa social con objetivos positivos, pero que traía un espíritu centralista en el aspecto de la comercialización. En lo que respecta a la atención estaba plasmada la atención a todo el país, pero en el tema de quiénes serán los proveedores se centralizaba más en Lima y empresas costeras.
Algo parecido está sucediendo con la atención de refrigerios para los miembros de mesa que participarán en las próximas elecciones del mes de abril. Los productos están llegando en miles de miles desde la costa. Acaso no se pudo pensar en una estrategia alimenticia que beneficie al empresariado de cada una de las regiones.
Era una oportunidad de mover la economía de las regiones y de aplicar, quizás con esfuerzos normativos, pero no imposibles, que estos refrigerios se atiendan desde las propias ciudades dando una muestra de apuntar a la descentralización que tanto se repite en discursos, pero que no nos esforzamos en buscar los mecanismos para aplicarlos.
Dirán, es complicado, pero nos preguntamos ¿qué no hacemos complicado en nuestro país? Y qué hacemos viable cuando existe el interés de por medio. El problema pareciera ser que los intereses de ciertos sectores económicos del país sopesan al interés del total de millones de los peruanos que ansían que se generen oportunidades de negocios de forma equitativa en cada espacio del territorio nacional.
Cuanto más se proyecten experiencias como las de QaliWarma que genera empleo al contratar previo concurso a los proveedores (empresarios) de las ciudades donde se desarrolla el programa social, estaremos siendo coherentes con el mensaje de descentralización en el país. Es que la normativa tiene que ser dinámica y cambiada de acuerdo a la realidad y las necesidades, y no ser una muralla para seguir haciendo lo que desde hace muchos años hacen los sistemas centralistas, y que nos condujeron a lo que hoy es el país: Sólo una ciudad: Lima, desarrollada con abismal desproporción al resto del país.