Sin mentiras, sin ataques

Una campaña limpia y transparente es lo que la ciudadanía espera de los candidatos a la presidencia de la república, porque los electores ya están hartos de los dimes y diretes en que los partidos basan la campaña de su candidato y que los aportes que reciben para solventar los gastos que supone el despliegue publicitario, especialmente, sea provenientes de fuentes lícitas, bancarizadas, para un mejor control.
El electorado ya no soporta que los candidatos le cuenten cuentos, que con sus propuestas, traídas de los pelos, pretendan tomarles como incautos, tratarles como tontos haciendo anuncios descabellados de que en un pretendido gobierno, harán tal o cual cosa, a sabiendas que lo planteado es inviable e irrealizable.
En nuestro medio ya hemos tenido fugaces visitas de candidatos que creen, equivocadamente, que con besitos y abrazos, tomando masato y bailando, ya conquistaron el voto popular. Pero, de alguna manera, están en lo cierto, porque el grueso de la población es la masa desinformada, huérfana de un nivel cultural que le permita discernir entre lo cierto y lo falso. De eso, precisamente, se valen para conseguir el voto.
Bien que la ONPE, esta vez haya puesto las reglas de juego bien claras para no permitir que la campaña esté plagada de engaños, que las finanzas de los partidos estén sostenidas en aportes limpios que garanticen transparencia.
Lo que la población electoral espera, son planes de gobierno sustentados y no palabrería hueca y absurda para, según los candidatos, solucionar los grandes problemas nacionales y regionales.
Que la decisión que tomen los votantes a la hora de elegir, sea la mejor y que esta vez, no elijamos a alguien que no merece la confianza del pueblo para que nos represente, para que después no vengan las decepciones.  Y, finalmente, no es el presidente, ni el congresista, quienes van a solucionar los problemas del país o de la región.