Los muchachos del barrio, los más cercanos, habían comprado seis botellas de vino Sauternes y una botella de Cinzano, cuatro cajetillas de cigarrillos Lucky Strike, sello rojo, además de hielo y maní tostado. Los preparativos habían sido hechos con la debida anticipación para la celebración del cumpleaños de Pepe, esta noche sería la quema.
El punto de reunión, o donde debía hacerse la celebración a partir de las 10 de la noche, fue la esquina de Jirón Lima con Ucayali, en la puerta de la Mutual Loreto.
Pepe no estaba enterado de lo que habían planeado sus amigos Lucho Ríos Chocolote, su hermano Carlos, Raúl Chávez y, Romelín Reyna. Salió de su casa a las 9.30 pm. a fin de encontrarse como todas las noches con sus amigos.
Una vez reunidos todos, Lucho, que vivía en esa huerta grande del Jirón Lima, donde su hermana Maritza era la atracción, dijo, hay que tomar un trago, yo les invito y volvió con una botella de Sauternes y un poco de hielo en un depósito de plástico. Mientras tragos van y vienen, Pepe se preguntaba, ¿sabrán estos que mañana, tres de octubre, es mi cumpleaños?
Luego de conocer que a Lucho le habían subido de categoría en su trabajo de la empresa eléctrica y que ahora saldría a la calle, como su papá, a hacer conexiones en la red de alta tensión, a Pepe le llamó la atención un automóvil, que todos sabían, era el auto de un coronel del ejército peruano. El carro pasaba constantemente por la calle principal de la ciudad, tantas veces, que a Pepe le picó el interés por saber qué diablos hacía el coronel paseando sólo, en constantes idas y venidas esa noche.
La reunión estaba achispada por el rico Sauternes, una suerte de champán, aunque un poco más dulzón y más barato sobre todo.
Luego de los abrazos y buenos deseos, sin dónde meter un trago más, los amigos se despidieron y cada uno a su casa.
Don Ángel, papá de Pepe, encendía el radio receptor a las 6 de la mañana. En el aire, Radio Nacional del Perú Filial de Iquitos, en la voz de Mauro Llerena Perea, daba a conocer el manifiesto del Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada, presidida por el general de División EP Juan Velasco Alvarado. Para Pepe, ese día de su cumpleaños, sería inolvidable porque esa madrugada, mientras él y sus amigos iban a descansar, en Lima, el presidente constitucional Fernando Belaúnde Terry había sido derrocado por un golpe de Estado, fue sacado a la fuerza de Palacio de Gobierno, rodeado de tanques y embarcado en un avión de Aerolíneas Peruanas (APSA) deportado a la Argentina. Se instaura así, el segundo gobierno militar institucional de las FF.AA. En la primera fase se dieron las transformaciones reformistas como la expropiación de sus propiedades a los terratenientes que pasaron a sus obreros, las industrias corrieron la misma suerte como también los medios de comunicación. La oligarquía peruana había sido aplastada por la bota militar. Los principales líderes de los partidos políticos también fueron desterrados. Cuando la situación política y económica entraba al torbellino de lo insostenible, previo acuerdo con los cinco comandantes generales de las regiones del ejército, el 29 de agosto de 1,975, liderados por el general de División EP Francisco Morales Bermúdez Cerrutti, destituyen a Velasco. Se devuelven los medios de comunicación a sus dueños, se convoca a una Asamblea Constituyente donde sale elegido presidente Víctor Raúl Haya de la Torre y se convoca a elecciones generales donde sale triunfante Fernando Belaúnde Terry. Se reinstala la democracia en el Perú.
Más tarde, se comunicó a la población el hecho en forma detallada y se anunció por los medios de comunicación que el nuevo prefecto del Departamento de Loreto era el coronel EP Justo Arias Aragüez Bedoya, sí, el mismo coronel que patrullaba la ciudad en un ir y venir en su automóvil esa madrugada del 3 de octubre de 1,968.