PIENSAS: Payasa transformadora

Por: Fernando Herman Moberg Tobies
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@FernandoMobergT

“La manera en la que funcionan los hospitales, en como tratan a su gente, dice mucho de un gobierno” menciona Wendy Ramos Directora de Bola Roja mientas la miro en silencio, asombrado de le anergia que emana, me narra acerca de los viajes que hace por todo el mundo, donde ni el turismo ni los negocios son mayormente los motivos, recorre todos los hospitales a los que el tiempo le permite, despertando sonrisas y acompañando la esperanza. Es la única entrevista que está dando a un medio local, me siento agradecido de poder sentir a una persona que camina transformando con las convicciones por encima de las explicaciones que a veces vuelve ambigua al alma.
Van diez años que Iquitos es parte de sus pensamientos, una vez al año viene acompañada de profesionales de diferentes carreras, lenguas y países, personas con la magia más allá de sus miradas y abrazos, personas que entendieron que el sufrimiento no es ajeno, no se dejaron vencer tal vez por alguna tempestad que les demostró que no todos podemos sobrevivir si no contamos con los conocimientos adecuados, emprendieron a dar, a predicar una idea que empieza con la tranquilidad que anhelas y termina con un motivo espiritual inconsciente. Se desconectan de sus quehaceres, de las responsabilidades donde la libertad es un mito enclaustrado en poesía metafórica, dejan sus placeres ganados y ponen cada uno de sus suspiros para que los niños de Belén tengan una alternativa de soñar orientados en lo correcto por encima de lo social, donde cada actitud no se convierta en un infierno cíclico en la realidad de la que provienen.
“Yo no veo televisión, es una decisión drástica, pero así lo decidí. Llegó un momento donde cada cosa que veía, me deprimía, llegaba a afectarme pero mal, pensar que esa es la realidad de mi país, del lugar donde vivo… no, no podía, no puede ser…” vuelve a impresionarme con lo que acaba de decir, sus ojos me transmiten la pasión que sus palabras reflejan, una de las mujeres más conocidas del Perú, parte del elenco del programa más exitoso en su línea que acompaña a distintas generaciones hasta el día de hoy en retransmisión, afirma que después de Pataclaun y algún otro proyecto que bordea esos años, no ha vuelto a aceptar propuesta alguna que tenga relación con televisión, los contenidos que son impuestos por el mercado económico, no tienen interés en la cultura y la buena relación familiar, lo que hace que se aleje más de ese negocio. Son pocas las personas que logran tener coherencia en lo que dicen y hacen, no necesitas conquistar todo para lograr dejar algo que beneficie a otros, no se puede seguir esperando a la democracia cuando la desigualdad es evidente, no podemos dejarnos vencer por nuestros defectos cuando podemos pulirlos en el camino, no podemos justificar nuestro ego si todos somos la misma raza.
Termina la entrevista, el camarógrafo le pide tomarse una foto con ella, acepta, está apresurada, los payasos están esperándola para que partan juntos a realizar sus talleres sobre el respeto en Belén, coloridos y llamativos hermanos foráneos, demostrando que la lógica en la que nos cuadriculamos se ha convertido en críticas y censuras. Salimos a la calle, dos policías se acercan corriendo, varias señoritas salen presurosas del restaurante del frente, Wendy sonríe, me dice que desde que sale de su casa, pasa esto, pero le gusta, le mantiene en contacto con la realidad, con lo que pasa a la mayoría de personas, y no solo a un grupo que puede tener la dicha de poder acceder a comprar mejores condiciones.
Nos subimos a mi moto, me abraza mientras me sigue contando lo que para ella significa hacer lo que hace, compara Iquitos con Tailandia, saluda a las personas que nos miran, quisiera hacerle más preguntas pero no me animo, quisiera saber cómo vive en Lima, si tiene hijos, si algunas decepciones la llevo a hacer las labores sociales que dirige, pero quedará solo en mi imaginación, y en la admiración que se ha ganado Wendy Ramos en una ciudad que siempre la recordará no solo por la serie televisiva, sino por el sudor regalado a nuestra gente.