En las aulas de clase, iglesias y, en ambientes cercanos a diferentes religiones, nos han enseñado a odiar a varios personajes ligados a la vida cristiana.
Uno de ellos es Caín; hemos llegado a odiar con toda nuestra alma a este personaje bíblico porque dicen las escrituras sin pruebas que éste mató a su hermano Abel de un solo golpe con la quijada de un animal que en ese tiempo no existía.
Muchos de los analistas que leemos de verdad la Biblia, creemos que es una metáfora que trata de mostrar el conflicto entre los recolectores como Abel y los hombres visionarios y tecnológicos como Caín.
Este hombre fue el que miró el futuro de la humanidad y quizá sea el padre de la moderna agricultura, pecuaria, acuicultura, etc. Abel, es el reflejo de algunos que solo esperan lo que el bosque produce, es decir se sientan a ver que caiga el maná del cielo. Caín fue uno de los grandes hombres de la humanidad y, por lo que estamos vivos los más de 7 mil millones de habitantes actuales.
El segundo hombre que viene a mi memoria es Barrabás; hace muchos años en el café de Pedrito preguntaron a José María Arroyo, sabio sacerdote, identificado con Loreto, padre ¿qué hubiese pasado si Jesús era soltado en vez de Barrabás?
Hombre, no seas pesado, si era soltado Jesús, no estaríamos celebrando la semana santa. Por eso si analizamos bien la Biblia, Barrabás debe ser amado por todos nosotros, porque constituye uno de los elementos principales del complot de pascua, diseñado por ese extraordinario galileo que fue Jesús. Y, sin embargo nos hemos llenado de odio hacia Barrabás.
El tercer hombre es Judas Iscariote; odiamos tanto a Judas Iscariote, que nos cegamos para no ver que este ser humano fue uno de los más inteligentes de los apóstoles y, escogido por Jesús para cumplir con su objetivo principal: el cordero llevado al altar del sacrificio.
Sin Judas Iscariote la pasión de Jesús y su proyecto de vida no existiría y no habría las religiones cristianas que perduran más de 2000 años. Judas, personalmente, creo, es uno de los fundamentos de todo el mensaje de amor predicado por el Galileo, por lo que en vez de odiarle lo deberíamos querer.
Sin embargo, nos enseñaron amar a David, que fue un rey que dicen mató a un villano, luego se hizo rey. Hasta ahí bien. Pero la Biblia cuenta que David fue un promiscuo sexual, un traidor a uno de sus generales, que lo envió a una guerra de nunca acabar para quedarse con su mujer, una bellísima consorte de uno de sus mejores amigos y generales. Es decir, además de felón un adultero con alevosía y ventaja, como muchos de los que existen en este mundo, especialmente en la administración pública. Dicen que Dios lo perdonó. Increíble, pero, espero que no sea cierto y que David como muchos otros felones y adúlteros estén a la derecha de ese cuernudo y rabón de satanás.
Si bien es cierto que todo es por fe, es necesario considerar que Dios nos proporcionó inteligencia, perseverancia y creatividad, por lo que debemos enseñar a las generaciones nuevas y viejas la verdad de lo que el autor, cristiano convicto y confeso, de uno de los libros más interesantes llamado “ El complot de pascua”, lo explica al analizar el proyecto de vida del señor Jesucristo.