LA CONTAMINACION EN EL RÍO NAPO Y LOS PLANES DE CONTINGENCIA

POR: JUAN SOREGUI VARGAS

 

La primera información de la contaminación de la cuenca del río Napo  que provino del  Ecuador fue en 1984. En aquel momento, investigadores de diferentes organismos  y burócratas cuya función era prevenir y generar planes de contingencia, se movilizaron en avionetas, deslizadores  viajaron a la zona de Pantoja, Angoteros  para analizar el asunto.

Como siempre, los negociantes de «ayuda humanitaria» gastaron miles de soles para dar agua tratada en botellas de plástico que son potencialmente contaminantes, llevaron enlatados que después fueron encontrados en algunas tiendas del Mazán para su comercialización, arroz, arvejas costeñas..

Los investigadores que fueron a analizar el agua del río contaminado por una serie de elementos de la naturaleza producidos por un movimiento sísmico de un pequeño volcán en la zona del Colca en el Ecuador, dieron la alerta de no utilizar las aguas hasta que se conozca qué tipo de polución era, y no consumir pescado capturado en esa zona. Los capitalinos que vinieron a hacer turismo rural aprovechando este fenómeno natural llevaron las muestras y creo que las enviaron muchas semanas más tarde,  ya había pasado el caudal  sucio y todo estaba de nuevo limpio.

Hace pocos meses, ocurrió un nuevo  movimiento sísmico en esa zona, afectando seriamente las infraestructuras petroleras de los ecuatorianos y  manchas de petróleo invadieron la cuenca del Napo peruano. La actitud de los gobernantes no ha cambiado y se han movilizado con tremendo barullo, particularmente los repartidores de agua y de enlatados. Los investigadores ahora están en mejores condiciones, ya que tengo entendido que científicos del Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana – IIAP, del programa AQUAREC, vienen realizando desde hace un año estudios de hidrobiología de esa cuenca y adyacentes en convenio con la empresa Perenco.  Aquí radica nuestra propuesta que hacemos desde hace años: Tener un equipo permanente de profesionales para monitorear nuestras aguas y con esos elementos de línea base juzgar mejor si hubo o no contaminación, y la fuente. Eso es trabajar con  ciencia y sin especulaciones.

Retornando a 1984, uno de los elementos que ayudó a sobrevivir a estas poblaciones en ese desastre natural ocasionado en el Ecuador, fue lo que hicimos bajo la batuta del biólogo James Beuzeville Zumaeta en los años 80 y 83: Construimos con la participación de los nativos  piscigranjas en Pantoja,  Negro Urco y Angoteros. Cuando las aguas del río Napo se contaminaron, los vivientes de estos lugares y sus vecinos aprovecharon el agua cristalina almacenada en las pozas y capturaron los peces que estaban criando con nuestro asesoramiento y utilizaron sus cultivos tradicionales para complementar esta carne rica en proteína- Lo importante es que tenían agua suficiente y asesorados por el padre Jean Marc lo trataban para cocinar y utilizar en sus aseos personales. Esto es lo que se debe hacer. Antes de estar gastando el dinero en los negociantes distribuidores de agua y otros elementos que no le importan a los vivientes de allá ni de otro sitio. Hace cuatro años la empresa Amazon Business & Consulting con tecnología propia y adquiridas en el IIAP y UNAP, presentó un gran proyecto de chacra integral individual para 22 comuneros de una localidad del río Napo, donde se incluía capacitación, crianza de peces para consumo humano y comercialización de gallinas, de ganado para producción de leche y queso, de educación ambiental, de transporte, de turismo. Como siempre, los cuatro volúmenes quedaron archivados por falta de interés de las autoridades que siempre están esperando que ocurran accidentes como el del Ecuador o en la misma región para hacer los negocios de asistencia. El convenio del IIAP con Perenco   tengo entendido que tiene otros alcances:  realizar actividades productivas, en lo que estoy de acuerdo, pero con la participación de empresas independientes como ABC, porque los investigadores, de donde provengan,  deben dedicarse a investigar y producir paquetes tecnológicos, que pueden  ser empleados por los municipios, por las empresas promotoras y por otros entes gubernamentales. No al asistencialismo, sí a generar proyectos endógenos que promuevan  espacios de contingencia para salvaguarda de nuestros hermanos nativos con dignidad, con propuestas semejantes al de la empresa loretana ABC, entre otras.