La universidad de hoy, es para replantear negocios; rediseñar productos, insumos o servicios dirigido a la comunidad; hacer reingeniería del trabajo universitario enfatizando en la investigación científica y tecnológica para innovar con proyectos y nuevas tesis.
El presente siglo sentencia que para la universidad se acabó el tiempo de la repetición y el calco. De lo contrario, y de no aceptar retos, está condenada a fusionarse o desaparecer.
Si preguntásemos cuáles son las prioridades que debemos fijarnos para desarrollar una universidad de economía próspera, primero tenemos que atacar las causas y no los efectos y, las causas están en los seres humanos.
Esto recuerda la interrogante sugerida por un profesor allá en Costa Rica, cuando trató el tema de los orígenes de los desequilibrios mundiales, quién dirigiéndose al auditorio dijo ¿Cuál es la inversión mas rentable para un país, o en otras palabras con qué riquezas o recursos debe contar una nación para viabilizar su desarrollo?
La respuesta no se hizo esperar coincidiendo casi todos en el oro y la plata, en el turismo y el petróleo, en el cobre y el agua dulce y otras potencialidades más .El expositor respondió: No, ninguno
La inversión más rentable para un país -dijo- es la nutrición. La explicación fue ampliamente sustentada por el conferenciante y esto, francamente, dejó perplejos a todos los asistentes a tal certamen. Efectivamente la nutrición es importante en las madres gestantes y en los primeros cinco años en la vida de ese nuevo ser humano. Son casualmente esos años en que se forma la potencialidad del niño y ese es el deseo mundial de organizaciones responsables que los niños de países pobres posean ese privilegio que tienen otros niños de pueblos en bonanzas para que en el mediano plazo todos asistan al edificio de la competitividad. Lo veremos algún día, ojalá sí.