¿Se acabaron los outsiders?

Si algo caracteriza al proceso electoral del pasado 10 de abril, sin duda alguna es, por esta vez, la ausencia de esa nueva figura política llamada «outsider»; que en esta ocasión no tuvo presencia, dada la condición de los once que calificaron y que por ir en alianzas tuvieron una visibilidad pública que impidió el entremetimiento  del outsider.

 

Con cierta reserva,  los comentarios políticos dedican muy poco espacio a tal suceso, que podría ser calificado como una certificación de defunción del outsider, si en próximos certámenes electorales, se mantiene la figura de las alianzas como una forma de no desaparecer como entidades políticas.

 

Lo cierto es que dicha «figura»  utilizada quizás maliciosamente por ciertos grupos no tan doctrinarios y que buscan dividendos interesados, podría ser un referente político, si se mantiene la tendencia actual,  de ir cancelando conforme avanzan  los años, la presencia en el congreso de políticos con cierto arraigo y presencia además de una experiencia personal que lo califica según los entendidos, pero que molestas según los votantes y ellos se dice que son el pueblo que es la voz de Dios.

 

La tenencia ahora es, realizar cambios, pero desde el escenario ciudadano que lo propicia, sin embargo  penetrando en la estructura de tal tendencia  definimos que de seguir los cambios, el desfalleciente «outsider» oxigenará su estructura y volverá a tener presencia en las lides políticas, no sabemos si para bien o para mal; pero siendo  sinceros esperamos que no suceda así, pues el país estaría gobernado por improvisados que por ley natural son fácilmente  manipulados por fuerzas extrañas que solo buscan beneficios personales y de grupo. Ojalá no suceda.